“A family business is not a family house”. Esta frase que pronunció Hugo Serra, director general y consejero ejecutivo del Grupo Catalana Occidente, en la 3rd Annual Family Business Conference, resume la clave para que una empresa familiar pueda prosperar. No todos los miembros de la familia han de trabajar en la empresa, añadió Hugo. Y así debería ser.
En algunos casos, es la propia familia la que decide quedarse al margen del día a día del negocio. En el Grupo Puig, la tercera generación decidió que los miembros de las siguientes generaciones ya no trabajarían en la empresa familiar, aunque sí pueden formar parte de los órganos de gobierno, como nos contó Julia Puig, miembro de la cuarta generación y una de las cofundadoras de Opportunity Network, una red social profesional que nada tiene que ver con la empresa que fundó su bisabuelo.
Tratar a la empresa como una empresa y a la familia como una familia es la regla de oro para mantener el equilibrio entre familia y empresa en la empresa familiar. Por eso quien se incorpora a la empresa familiar debería hacerlo por méritos propios, no por ser miembro de la familia. “Para mí era muy importante que al incorporarme a la empresa no vieran solo a una Juste, sino a una buena profesional”, explicó Inés Juste, presidenta del Grupo Juste. Tanto ella como Salvador Bautista, Director de la Asesoría Jurídica del Grupo Bergé, y Álvaro Solans, vicepresidente de Pikolin, coincidieron en la importancia de trabajar fuera de la empresa familiar antes de unirse a ella. Es la manera de ganarse el respeto profesional, dijeron en la mesa redonda moderada por Beatriz Molins, de Cementos Molins.
Otra cosa que quedó clara en la conferencia organizada por los miembros del IESE MBA Family Business Club es que tradición e innovación no están reñidos, sino que van de la mano. Todos los ponentes señalaron la innovación como un eje vertebrador de la empresa familiar. De no ser así, difícilmente estaríamos hablando de empresas con más de cien años de historia, como Bodegas Torres, cuyos orígenes se remontan al siglo XVII, como nos explicó Mireia Torres.
La directora de innovación y conocimiento de estas bodegas compagina ese cargo con la presidencia de la Fundación Miguel Torres, creada por su abuela, y cuya actividad se centra en el bienestar infantil y en la protección de la infancia. “Tiene por objetivo devolver a la sociedad parte de lo que hemos recibido de ella”, explicó Mireia. Frase que constata, una vez más, la importancia que las empresas familiares otorgan a la filantropía.
También Hugo Serra hizo referencia a la Fundación Jesús Serra, que se inspira en los valores humanistas del fundador del Grupo Catalana Occidente. Una de sus líneas de acción principales es la educación porque “mi abuelo tuvo que abandonar sus estudios a los 13 años y ponerse a trabajar, y decía que eso le obligó a luego tener que estar toda su vida estudiando”. “La educación era un tema que le preocupaba”, explicó su nieto.
Hace un par de semanas, escribía en este blog que esta conferencia pretendía cuestionar creencias arraigadas y aportar nuevas ideas a las empresas familiares. Sin duda, creo que el encuentro logró con creces sus objetivos. Podéis leer un resumen de la jornada en In Family Business. Además, desde la Cátedra de Empresa Familiar del IESE grabamos entrevistas en vídeo a varios ponentes, que iremos publicando a lo largo de los próximos meses.
Como siempre, que gran artículo!
gracias!
Magistral aportación Don Josep, desde luego hace reflexionar.