En el primer post del inicio del curso anterior hablé sobre la internacionalización como una de las alternativas para encontrar oportunidades en tiempos de escasez. Todo indica que este nuevo curso seguirá la misma tendencia, al menos si tenemos en cuenta los datos del Ministerio de Economía publicados a finales de julio según cuales las exportaciones españolas sumaron 20.890,8 millones de euros ese mes, un 7,3% más que en mayo de 2012 y el 2,4% por encima de un mes antes.
Debido a la costumbre de segmentar por el tamaño y no por el tipo de propiedad, no disponemos de los datos más concretos sobre la participación de las empresas familiares en la ascendente tendencia de exportación que marca la economía española. Aun así, consciente del papel y de la presencia de este tipo de empresas para la economía real, me atrevería decir que su importancia es crucial.
Gracias a la influencia de las empresas familiares contamos con un tejido empresarial muy resistente y con una enorme experiencia, que evidentemente está muy bien valorada en los mercados internacionales. Sobre todo, esto parece evidente desde el hecho que nuestras empresas siguen exportando mayoritariamente en los mercados maduros como es el de la Unión Europea aunque cabe decir que también aumentan su presencia en las economías emergentes.
Según la información ofrecida por el diario El Economista, España es el segundo país, por detrás de Alemania, con un mayor porcentaje de exportaciones. Pero no todas las empresas que se han adentrado en esta aventura han logrado mantener esta actividad. Sólo un 4 por ciento de las compañías que exportaban en 2001 lo siguen haciendo en 2012, según aquella fuente.
Entre ellas está Mat Holding, una empresa familiar cuyo consejero delegado, Pau Relat, define muy bien la dificultad que supone mantener la mirada hacia fuera, puesto que «la internacionalización es un proceso estratégico, no una apuesta coyuntural; lo debemos interiorizar como una apuesta estratégica y hay que tener presente que conlleva tiempo e inversión de recursos humanos y capital».
En las palabras de Pau Relat hay una cuestión crítica que no es solo de matiz. Relat habla de internacionalizar en lugar de exportar y es que las empresas internacionalizadas obviamente exportan, pero su compromiso por los mercados foráneos es mucho mas fuerte que en la simple exportación. Para ello hacen falta dos de las características propias de las empresas familiares: la visión a largo plazo y el capital paciente.
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