El pasado día 26 de Diciembre Financial Times publicaba un extenso artículo acerca del relevo de Sir Ratan Tata en el grupo familiar, fundado por Jamsetji Tata en 1868.
Desde que en el año 1962 asumió la presidencia, Ratan Tata hizo crecer la empresa elevando la facturación hasta los más de 80 mil millones de dólares, alcanzados el último año de su presidencia. Pero el crecimiento empresarial del grupo fue constantemente acompañado por un fuerte compromiso social de la familia, tanto con la sociedad india como con todas las comunidades donde el grupo iba expandiendo sus negocios. Y lo ejercían incluso mucho antes de que el término Responsabilidad Social Corporativa, se hiciera presente en las actas y actividades de las empresas occidentales.
Este compromiso se recoge en el apartado Valores y propósito de su web corporativa donde consta que “Nuestra práctica de devolver a la sociedad lo que ganamos evoca confianza entre consumidores, empleados, accionistas y la comunidad en general.”
La anterior podría ser considerada una de esas declaraciones de principios estándar que muchas empresas ponen en sus web corporativas por aquello de la imagen social. Sin embargo, el compromiso social del Grupo Tata viene profundamente impregnado en la cultura y los valores de la familia fundadora.
El mismo fundador Jamsetji Tata legaba a las generaciones futuras entender la importancia que tiene la sociedad en la que viven y trabajan con las siguientes palabras:
«En el mercado libre la comunidad en la que opera la empresa no es solo un grupo de interés mas, sino la verdadera razón de su existencia».
Su legado sigue en pie extendiéndose por todo el planeta y los propietarios de Tata siguen dando fe firme de que la cosa va en serio con este otro apartado de la web corporativa llamado «Nuestro compromiso».
El texto resalta una fuerte convicción, que llevó a los fundadores a legar la mayor parte de su fortuna para volcarse en numerosas fundaciones que anualmente ofrecen apoyo a las principales instituciones académicas y sociales y a los programas que ayudan a las clases desfavorecidas indias.
Hoy en día, Tata Trusts controlan el 66 por ciento de las acciones de Tata Sons, el holding al que pertenecen las empresas del grupo Tata. El rendimiento que deriva de la posesión de estos activos financieros se dedica una variedad de causas, instituciones e individuos en un amplio rango de áreas.
Un concepto de legado que va más allá de la posesión de unas acciones. Desde nuestra mentalidad de capitalismo occidental, quizás es difícil de imaginar pero lo cierto es que, aun no teniendo la propiedad desde un punto de vista mercantil, los Tata han hecho gala de unos niveles de compromiso emocional con el grupo que lleva su nombre, algo poco usual en estas zonas del mundo.
Por todo lo mencionado nos ha parecido que el Grupo Tata es un buen ejemplo que ayuda distinguir entre propiedad y titularidad.
Lamentablemente son mas las empresas que lo hacen por imagen social que las que realmente se implican y se preocupan de
Esa actitud de Tata es lo que se ha venido a llamar orientación al cliente. La misión de la empresa no es ganar dinero, sino hacer que su entorno mejore con los productos o servicios que ofrece. Esto retroalimenta el negocio al percibirse como beneficioso para ese entorno.
Total y absolutamente cierto: muchas empresas en nuestro pais publican sus compromiso de RSE porque es «moda», pero no tienen cabal conciencia del significado; la empresa si asume el rol debe identificarse con la gente, debe identificarse con el entorno, debe formar y ser parte de él, sólo así se asume dicho compromiso. Empresas como TATA nacidas y desarrolladas en paises en vias de desarrollo son un ejemplo a seguir en nuestra sociedad: la empresa se debe comprometer con la gente, no con el financiero; la empresa se debe comprometer con el entorno, no con los intereses de turno; la empresa se debe comprometer con el pueblo, no con los políticos. Todo se logra desde lo emocional, cuando uno «siente», cuando uno «vibra», cuando uno «llora», existe emoción…y la emoción, no el «sentimentalismo» es lo que nos lleva a crear y pensar en mejores posibilidades para todos, y por supuesto para nosotros también. Excelente aporte, espero que muchos lo lean y opinen, en el cumulo de opiniones suele surgir la mejor solución.
Estimado Juan Ángel,
Comparto contigo la opinión acerca de la importancia que tiene el compromiso sincero con la sociedad. En este sentido las familias empresarias «tienen raices»;suelen estar tradicionalmente más arraigadas en la sociedad donde operan, la misma en la que nacen, crecen y se desarrollan sus hijos.
Saludos,
Josep
Estimado Josep, excelente artículo, en estos lados del mundo (América del Sur, Argentina) nos aporta mucho poder rescatar el valor del compromiso emocional; en definitiva se habla muy fácilmente de sustentabilidad pero para llevarla a la práctica esta es la base más sólida. Algo que nuestras familias empresarias tienen que rescatar (porque lo tienen) es este aspecto; sin compromiso emocional el resto peligra, la trascendencia no es tal y la empresa familiar puede dejar de ser un sueño. Mirando el vaso medio lleno, el control accionario verdadero pasa por una excelente affectio societatis bien llevada a cabo, con el orgullo y el corazón puesto en el origen común, con la buena práctica de la información y la proactividad para cuidar ese bien preciado que es el sueño de la familia empresaria. Gracias! lo comparto con mis familias empresarias y mis colegas.
Atte
Cristina
Estimada Cristina,
Muchas gracias por tu aportación a este tema que considero de vital importancia para la continuidad de las empresas familiares.
Tener un fuerte vínculo emocional con la sociedad es tener bien internalizada la creencia de que la misma “no es solo un grupo de interés más, sino la verdadera razón de su existencia”, como bien decía el fundador de TATA.
Saludos
Josep