Desde la perspectiva de la familia, sería un error asumir a priori que el elegido aceptará el ofrecimiento encantado y sin reservas ni condiciones. Por su parte, antes de aceptar el reto, el familiar candidato a heredar el máximo puesto ejecutivo debería plantearse si aquello de verdad le interesa y lo quiere. Es un honor, pero también una carga. Una carga profesional y familiar.
El presunto sucesor hará bien en cuestionarse: realmente, ¿me compensa meterme en ese lío? Es una pregunta que se hace cualquiera a quien se le presenta la oportunidad de cambiar de empresa o de puesto dentro de la misma compañía. La respuesta a los aspectos más obvios suele ser afirmativa: retribución y estatus con alguna que otra connotación de poder. ¡Tres trampas mortales!
En la vida profesional se da por supuesto que a quien se le ofrecen esos tres ingredientes no sabrá resistir a la tentación. Para la mayoría de las personas son también muy importantes otros factores como la realización personal, saberse respetado en la propia dignidad, tener conciencia de que presta un servicio útil, desenvolverse en un entorno civilizado… Pero, excepto en momentos de crisis (personal o empresarial), y en igualdad de condiciones en los demás ámbitos, uno solamente cambia de trabajo o de cargo si en la nueva posición va a cobrar más o va sentirse más «importante». La empresa familiar no escapa a esta regla.
Menos evidentes son otras facetas. Por ejemplo, en qué medida afectará a su vida familiar la mayor dedicación de tiempo que suele conllevar un aumento de responsabilidad. ¿Vale la pena sacrificar algo tan importante por una mejora en los ingresos y en el estatus profesional? En un entorno de familia y empresa como el que tratamos en este blog, es una pregunta especialmente relevante.
Sin embargo, resulta paradójico que a veces los líderes de las empresas familiares son los que más dificultades tienen para atender adecuadamente a su familia nuclear. Parece razonable hablar con el cónyuge para saber qué opina, ver qué harán para compensar las ausencias. En ocasiones incluso puede ser oportuno trazarse algún límite en la dedicación de tiempo, siendo consciente de los riesgos que esto puede comportar para su desempeño en el puesto directivo.
En algunos casos será prudente plantearse si uno será capaz de sobrellevar el nuevo puesto sin perjuicio para su salud física y su equilibrio emocional y psíquico, o qué medidas ha de adoptar para amortiguar el impacto.
Por todo lo anterior, termino con la pregunta del título a modo de reflexión dirigida a los sucesores in pectore: ¿me compensa meterme en este lío?
>> Serie de posts dedicada a la sucesión desde el punto de vista del sucesor:
Estimados, con mucho agrado vuelvo a leer un post que comparto plenamente. EN nuestros procesos de consultoría es algo que trabajamos con nuestras familias empresarias. Lo importante de hacerse estas preguntas radica en algunas cuestiones fundamentales, una tiene que ver con plantearse qué se quiere como plan de carrera y como proyecto de vida, otra es adquirir la capacidad de decir NO en el momento oportuno, tenemos casos en los que el NO aparece luego de la decisión y cuando aparece no es con palabras sino con problemas relacionados con stress y sus graves consecuencias. Personalmente creo que es un proceso que se debe realizar acompañado con la familia, y también en conjunto asumir responsabilidades y compromisos, esto es tener en cuenta al otro y tenerse en cuenta a uno mismo (como todo en la vida). Nosotros le llamamos calidad de vida , y el plantearsela preventivamente es una decisión mas que sana. Como siempre , un gusto compartir con ustedes. Saludos, Cristina
Estimada Cristina,
estamos de acuerdo en que es esencial que los miembros de la familia empresaria dediquen cierto tiempo a hacerse preguntas, no solo relacionadas con el proyecto profesional sino también con el proyecto personal. Solo planteándonos las preguntas adecuadas podemos obtener las respuestas deseadas, y en esas respuestas puede radicar la clave de nuestro futuro y de nuestra felicidad.
Un saludo.
Hay muchos que pensamos que hacerse esa pregunta ya cuestiona la ideoneidad del candidato a la susesion si bien tiene su deber personal o familiar el hacersela.La sucesion debe ser algo mas natural,una inclinacion personal fuerte de liderar,gestionar una empresa con significado importante no solo para la familia sino para un sevicio a la sociedad,considerarse seguro y capaz.Quiza muchas pequeñas empresas han fracasado porque los llamados a la sucesion se han hecho demasiadas preguntas,si bien algunas son imprescindibles hacerlas incluso por parte del que cede el mando.Suerte¡¡
Estimado Luis Fernando,
como bien señalas, el candidato a la sucesión tiene el «deber» de hacerse estas preguntas. Aceptar el mando sin plantearse ninguna de estas cuestiones podría considerarse temerario. El objetivo de formularse estas preguntas no es paralizar al candidato sino que sea plenamente consciente de la decisión que se dispone a tomar.
Saludos.