“Se trata de una atmósfera, algo que se ha ido creando con el tiempo. Es un sentido general de la responsabilidad hacia aquello que hemos recibido y queremos continuar, es algo casi espiritual”. Así definía la propiedad psicológica uno de los participantes en el estudio sobre propiedad emocional
que llevamos a cabo en la Cátedra de
Empresa Familiar del IESE hace algún tiempo.
Ya he comentado en otras ocasiones que los activos económicos son importantes en cualquier empresa, también en la familiar, y que en este tipo de compañías existen otros activos que tienen para la familia empresaria un valor que transciende lo tangible: los activos emocionales. El vínculo emocional profundo que establecen los miembros de la familia con el proyecto familiar define la cultura de la empresa y puede ser la garantía de éxito que asegure la pervivencia del negocio. A este vínculo emocional es a lo que nos referimos cuando hablamos de propiedad psicológica: esa relación cognitiva y afectiva que se establece entre una persona y el negocio familiar.
Bien gestionado, el sentimiento de pertenencia de la siguiente generación a la empresa familiar resulta beneficioso, puede contribuir a su propio bienestar, y puede traducirse en actitudes como el compromiso con la empresa y la intención de seguir participando en el proyecto empresarial. Por el contrario, si la propiedad psicológica se gestiona mal puede convertirse en una carga para los más jóvenes.
El proceso de creación de la propiedad psicológica comienza a una edad muy temprana y se mantiene a lo largo de toda la vida. En las empresas familiares, donde el entusiasmo y amor por el negocio forjará la identidad profesional de los miembros de la familia, resulta imprescindible fomentar una propiedad psicológica fuerte y positiva en las siguientes generaciones.
Por eso, conocer las raíces y los factores que pueden aumentar o disminuir este vínculo emocional y cognitivo con el negocio es, desde mi punto de vista, un aspecto clave en el éxito de los negocios familiares. Entender cómo se desarrolla este proceso puede ayudar a que los miembros de la siguiente generación establezcan una relación positiva y fuerte con la empresa familiar.
La nueva serie de podcasts de la Cátedra se centra precisamente en este tema: cómo desarrollar
una propiedad emocional positiva y fuerte en la empresa familiar. A lo largo de cuatro capítulos profundizamos en la propiedad psicológica y presentamos tres estrategias que contribuirán positivamente en la creación de este vínculo emocional.
Según vuestra experiencia, ¿de qué manera se puede contribuir al desarrollo de una propiedad psicológica fuerte en la empresa familiar?