Dice Stuart E. Lucas, autor del libro Gestión de patrimonios, que «la riqueza sin valores es solo dinero». En el libro, explica su experiencia como gestor de patrimonios después de que su familia vendiera Carnation Milk a Nestlé en 1985, lo que les situó entre las 400 familias más ricas de Estados Unidos, según la lista Forbes. La venta les reportó unos activos de cerca de 1.000 millones de dólares pero, según el propio Lucas, también precipitó a la familia a una fuerte crisis interna. Sin la empresa familiar, la familia perdió su principal nexo de unión y los activos financieros no bastaron para llenar ese vacío. Son los valores y no el dinero lo que mantiene unida a la familia.
Hay que aprender a ser propietarios en el presente, para poder servir a un proyecto de familia empresaria de futuro. Desde esta visión integral del patrimonio y de la familia empresaria, la gestión de riqueza busca construir un legado y no solo aumentar los activos financieros.
Un patrimonio bien administrado es un excelente vehículo de transmisión de los valores a las distintas generaciones de la familia propietaria.
Ofrecer a las nuevas generaciones de la familia la posibilidad de administrar el patrimonio con austeridad, ambición y responsabilidad tiene muchos beneficios.
Por otra parte, la gestión responsable del patrimonio tiene un impacto positivo en el bienestar de los miembros de la familia, en especial de los más jóvenes, que cuentan con una plataforma que les permitirá tener acceso a una buena educación y a muchos otros beneficios. Por último, gestionar de forma eficaz el patrimonio también contribuye a mejorar la sociedad, si la familia decide vehicular su responsabilidad social a través de la filantropía u otro tipo de acciones.
Las ventajas son muchas, pero es imposible alcanzarlas desde una perspectiva puramente financiera del capital. La riqueza es mucho más que dinero. Según la Real Academia Española, riqueza es abundancia de bienes y cosas preciosas, y también abundancia de cualidades o atributos excelentes. Entendida así, la riqueza y todo lo que la rodea es una cuestión más relacionada con las personas que con aspectos técnicos específicos, aunque estos últimos también tengan su importancia.
Si entendemos el patrimonio desde esta perspectiva, disponer de estructuras formales para la gestión del patrimonio (por ejemplo un Family Office) puede ser una herramienta muy útil para gestionarlo. Al fin y al cabo, el propósito de un Family Office es preservar la riqueza de la familia y transferirla de manera efectiva de generación en generación. Riqueza entendida en sentido amplio, como la suma del capital intelectual, humano, relacional, social, operativo, espiritual y financiero. Dedicaré los próximos posts a analizar estas diferentes dimensiones de la riqueza.
En vuestra familia, ¿qué entendéis por riqueza? ¿Habéis formalizado y profesionalizado la gestión de vuestro patrimonio?
Josep Tàpies es el titular de la Cátedra de Empresa Familiar del IESE y Profesor emérito del Departamento de Dirección Estratégica del IESE.
Este tema me ha hecho recordar la gestión de la riqueza que están teniendo multimillonarios como Buffett o Bill Gates, los cuáles han decidido donar el 99% de su riqueza a la caridad. Habría que estudiar si esto le suponen beneficios fiscales, si no es así son un buen ejemplo.
Por otra parte, la riqueza no es solo dinero, es mucho más. EL dinero es solo una herramienta, si se usa bien se puede generar riqueza.
Buen artículo.
UNA FAMILIA ES UNA ARMA PODEROSA PARA CREAR RIQUEZA O PARA DESAPARECELA»