Formando a miembros del consejo cualificados, profesionales y comprometidos

¿Qué conocimientos, cualidades, capacidades y actitudes debería tener un buen consejero o consejera? Pues dependerá del tipo de consejo de administración del que vaya a formar parte. Antes de seguir, permitidme hacer una aclaración: todo lo que escribo a continuación hace referencia tanto a consejeros como a consejeras, aunque a veces se use el masculino genérico. Dicho esto, sigamos desglosando la formación deseable para ser un buen consejero.

Si el consejo solo busca cumplir con la ley, sus miembros necesitarán poca preparación: será suficiente con que firmen cuando sea necesario. Pero si el consejo aspira a algo más que a cumplir con la legislación vigente, entonces sí que resultará necesario que sus miembros cumplan determinadas condiciones para desempeñar adecuadamente sus funciones, como explicaba en el último post.

El objetivo del consejo de administración puede ser controlar al principal ejecutivo de la empresa familiar o ir un paso más allá y aportar mayor valor. Si el consejo se orienta solo a controlar al CEO, los consejeros deberán tener los conocimientos necesarios para valorar el desempeño del máximo directivo ejecutivo de la empresa. Es decir, tendrán que ser capaces como mínimo de entender la información económico-financiera, saber interpretar los estados contables y comprender los flujos financieros.

Cuando el consejo aspira a aportar valor a la empresa, que sería lo deseable, no es suficiente con que los consejeros dominen los aspectos económicos y financieros, también es preciso que tengan un profundo conocimiento del entorno, tanto a nivel económico como social, político y competitivo. Además, si saben de estrategia, organización de empresas y antropología, mejor que mejor, pues más podrán aportar a las reuniones. Conocer la historia de la empresa es de interés para todos los consejeros, sea cual sea la orientación del consejo.

En cuanto a las cualidades, algunas son comunes para todo tipo de consejos. Por ejemplo, se espera que todos los consejeros sean honestos, posean ciertos valores personales, tengan disponibilidad para participar en el consejo, sean independientes y carezcan de conflictos de intereses, tengan criterio, cuenten con experiencia previa y gocen de buena reputación. Si además se espera que con su participación aporten valor a la empresa, entonces además de todas estas características, también se les pedirá que sean personas sensatas y juiciosas, que tengan amplitud de miras y visión a largo plazo, que sean competentes en su campo de especialidad y que cuenten con una amplia red de relaciones externas (networking).

Todo buen consejero debe tener capacidad de análisis y de síntesis, ser riguroso y objetivo, saber diagnosticar y estructurar problemas, saber escuchar, ser capaz de desenvolverse en entornos cambiantes y saber trabajar en equipo. Saber escuchar y tener habilidades comunicativas sin duda también le resultará de gran ayuda para desarrollar sus funciones. Aunque quizá la principal capacidad que debería tener todo consejero sería el autoconocimiento, pues eso le permitirá identificar sesgos que pueden influir en la toma de decisiones.

Si a todos estos conocimientos, cualidades y capacidades les sumamos una actitud de compromiso, pasión, humildad, interés por aprender, respeto a los demás, discreción, y predisposición a defender sus puntos de vista, pero al mismo tiempo estar dispuestos a cambiar de opinión por razones de peso, tendremos un consejero altamente cualificado, profesional y comprometido, es decir, el perfil ideal de consejero al que debería aspirar toda empresa familiar.