Comentaba en el post de hace un par de semanas que el consejo debe asegurar a la propiedad que la compañía está bien dirigida. Por eso una de sus funciones principales es encontrar al consejero/a delegado/a idóneo/a que ayude a la empresa a sobresalir sobre la competencia, como explicamos en el libro Genésis del consejo. No solo hay que encontrarlo y contratarlo, también hay que motivarlo, retenerlo, evaluarlo y ayudarle a perseguir la excelencia.
Para poder determinar la idoneidad del principal directivo de la empresa, el consejo ha de conocer el negocio en profundidad y tener claras las competencias que se precisan para dirigir la compañía. El consejo debe asumir funciones de gestión de talento, pues es su obligación conocer a los candidatos internos: el mejor CEO no tiene por qué estar fuera de la empresa, puede estar dentro de ella y puede pertenecer o no a la familia propietaria.
Si el talento interno no responde a las necesidades del negocio, entonces el consejo ha de tener identificados a posibles candidatos externos, lo que supone estar atento al entorno. A modo de ejemplo: cuando el grupo de óptica y audiometría Cottet pasó a la cuarta generación, decidió fichar a un director general externo. Eligió para desempeñar esta función a David de Antonio, procedente de Folli Follie, Swarovski y Montblanc, explican en Expansión. Así, el hasta entonces director general, Javier Cottet, asumió la presidencia ejecutiva de esta empresa familiar fundada en Barcelona en 1902, y la gestión diaria de la empresa quedó en manos de un externo a la familia propietaria.
El primer responsable ejecutivo es clave para el futuro de la empresa porque es el encargado de proponer la estrategia y, una vez aprobada por el consejo, ejecutarla y obtener resultados. El consejero delegado ha de crear valor para la empresa liderando el día a día del negocio: es quien toma las decisiones diarias que determinarán, en última instancia, el desempeño de la empresa. De hecho, podríamos decir que de su liderazgo depende la marcha general de la compañía.
El papel del consejo es supervisar y aprobar la estrategia propuesta por el director general, y estar atento a la evolución del entorno económico, político y social, para analizar cómo puede afectar al negocio.
Ya vimos en un post anterior que la presidencia del consejo y la dirección ejecutiva de la empresa son dos piezas clave para el buen funcionamiento de la empresa. Son los dos pulmones del gobierno de la empresa, en palabras del profesor del IESE Jordi Canals. Y, para que la compañía funcione bien, han de trabajar coordinados y al mismo ritmo.
Muy interesante el artículo. El problema es cuando existen miembros de la familia que forman parte del consejo y tienen bastante influencia sobre el. Ahí la cosa cambia bastante. Yo soy partidario de que sea o no empresa familiar que en el consejo no existan miembros de la familia para asegurar un correcto funcionamiento.