En 1929, Bosch ya tenía más de 10.000 empleados y presencia a nivel internacional en los sectores de la automoción y la tecnología industrial. Fue el impacto de la Gran Depresión lo que les llevó a explorar nuevas vías de negocio. Así nació la idea de fabricar electrodomésticos asequibles, unas máquinas que hasta ese momento solo se usaban en instalaciones comerciales, como explican en su página web.
Hoy esta empresa familiar alemana sigue trabajando tanto en sectores industriales como en la fabricación de electrodomésticos para el hogar. Todo empezó en 1886, cuando Robert Bosch abrió su taller de ingeniería mecánica de precisión e ingeniería eléctrica en Stuttgart. Desde entonces, el trabajo honesto, la máxima calidad, la perfección técnica y fiabilidad absoluta han caracterizado a esta empresa cuyo fundador defendía que “la idea de no fabricar lo mejor en todo momento era intolerable”.
En el artículo que hemos publicado en In Family Business tenéis más datos sobre la historia de esta empresa familiar. En este post destaco 5 aspectos que considero que han sido clave en los 135 años de vida de Bosch y que pueden ser inspiradores para toda empresa familiar.
>> Innovación. Robert Bosch tuvo claro desde el principio que innovar era indispensable para seguir progresando. Pronto diseñaron el primer dispositivo de ignición magnético de bajo voltaje, que marcó todo un hito en la industria del automóvil, pero lejos de conformarse, enseguida se pusieron a trabajar en un dispositivo más potente que pudiera funcionar en coches y motos. Gracias a este esfuerzo, años después crearon el primer sistema magnético de ignición con bujías, que fue toda una revolución para el sector. Desde entonces, la empresa ha seguido invirtiendo en innovaciones y mejoras aplicadas a sus productos y desde 1970 cuenta con una división dedicada por completo a I+D.
>> Internacionalización. A finales del siglo XIX abrieron la primera oficina de Bosch en el extranjero, en Gran Bretaña, e inauguraron oficinas en Francia y Austria-Hungría. Ya en el siglo XX, desembarcaron en Estados Unidos y se pusieron en marcha plantas de producción en París y en Massachusetts, y poco a poco consiguieron tener presencia en los cinco continentes.
>> Diversificación. La empresa pronto se dio cuenta que debía abrirse “a más variedad”, según palabras del fundador. Ya a principios del siglo XX, el lanzamiento de nuevos productos fue una constante: bombas lubricantes, sistemas eléctricos con iluminación para automóviles, bombas de inyección e inyectores para motores de combustión interna, taladros o refrigeradores… El catálogo de productos de la firma se completó en la década de 1960 con la creación de una novedosa gama de productos orientados al uso doméstico.
>> Fusiones y adquisiciones. La recuperación después de la Primera Guerra Mundial se logró, en parte, gracias al acuerdo que Bosch con su principal competidor, Eisemann-Werke AG, otra empresa alemana que fabricaba prácticamente el mismo catálogo de productos. Ambas compañías estaban amenazadas por una fuerte competencia internacional, así que acordaron segmentar los principales mercados y unificaron sus unidades de producción y de compra de materias primas bajo una misma dirección. Finalmente, en 1926 Bosch adquirió todas las participaciones de Eisemann-Werke. Desde entonces, Bosch ha ido adquiriendo empresas y creando nuevas ramas de producción, lo que le ha permitido convertirse en un grupo diversificado de ingeniería y tecnología.
>> Estructura corporativa. El crecimiento de la empresa siempre ha estado respaldado por cambios organizativos, como la creación de nuevos departamentos y la reestructuración corporativa. En 1917 la empresa se transformó en una sociedad anónima (Robert Bosch AG), en la que el fundador se reservaba el 51% del capital. En 1937 la compañía adoptó la forma jurídica de sociedad de responsabilidad limitada (GmbH) para evitar, en la medida de lo posible, la expropiación por parte del gobierno nacionalsocialista. Desde 1964, la Robert Bosch Stiftung GmbH (Fundación Robert Bosch), es la propietaria del 92% del capital del grupo y el 8% restante se encuentra en manos de la familia Bosch. A nivel organizativo, en la década de 1970 la compañía se dividió en unidades autónomas separadas en función del tipo de actividad. Hoy el grupo está formado por la sociedad Robert Bosch GmbH y más de 350 filiales repartidas por todo el mundo.
Sin una apuesta continua por la innovación y la diversificación, una visión internacional y la capacidad de crecer a través de fusiones y adquisiciones, Bosch no sería hoy el grupo empresarial que es. También resulta crítico que la empresa sea capaz de adaptar su estructura de propiedad y organizativa a las necesidades de cada momento para sobrevivir y liderar el sector durante más de un siglo.
Es todo un ejemplo de cómo una empresa bien configurada debe estar sustentada sobre tres pilares: iniciativa, dinero y poder como comentábamos en este artículo. O, lo que es lo mismo, ha de tener suficientes ideas y proyectos, pero también suficientes medios económicos y suficiente poder para llevarlos a cabo. Solo de esta forma se pueden convertir las ideas brillantes en negocios sostenibles.
Interesante artículo. Gracias