Cien años de soledad

He hallado un filón en los títulos del premio nobel de literatura Gabriel García Márquez. A la hora de intentar dar respuesta a las preguntas con las que terminaba el post anterior me ha venido a la cabeza el título de la obra que le dio la fama a Gabo como se conocía también al afamado novelista.

Y es que ese empresario que describíamos en el post anterior es una persona que se siente muy sola en su quehacer. Ya en los años sesenta, el profesor Antonio Valero y sus colegas de política de empresa en el IESE llamaban a esa persona el hombre de vértice.

La persona de vértice está acostumbrada a tomar decisiones en solitario, pero llegada esa edad y situación que describíamos en el post anterior vienen a su cabeza preguntas que antes quizás no se hubiese planteado.

Ahora está en juego su futuro y el de la empresa.

Vayamos por partes. Primero la empresa. Aquello que ha sido su gran creación está en peligro. El negocio ya no le sale fluido como antes. Las cosas han cambiado. Nada es lo mismo. Y a sus más inmediatos colaboradores les pasa algo parecido. Ya no parecen dominar las cosas como las dominaban antes. Parecía que el efecto IKEA no iba a llegar nunca a nuestra red de tiendas de muebles que ha funcionado fenomenalmente durante muchos años. El e-commerce ha provocado estragos en nuestro negocio de distribución, por citar solo dos ejemplos. ¿Qué hemos de hacer?

Difícil pregunta para responderla en solitario.

Como otra cara de la misma moneda, sus preocupaciones como propietario/a. Las cuestiones que cada noche llegan a su cabeza son del estilo de:

¿Debo vender la empresa? ¿Estoy a tiempo todavía?

Suponiendo que el empresario opte por esta vía siguen saliendo más preguntas. ¿Qué voy a hacer una vez que tenga el dinero procedente de la venta de la empresa? ¿A qué voy a dedicar mi tiempo?

La otra opción también levanta nuevas preguntas, ¿Debo reconvertir el negocio? ¿Con qué recursos? ¿Y si luego no sale bien?

No es lo mismo emprender y arriesgar a los 30 años que a los setenta. La aversión al riesgo es mayor y la capacidad de reacción frente al fracaso menor.

Hay otros aspectos como por ejemplo los relacionados con el estatus personal, profesional y social, pero estos no son exclusivos del empresario solitario.

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One thought on “Cien años de soledad

  1. Estimado Profesor, creo que la experiencia seria un valor fundamental a valorar para este caso, pero sobre todo, estos nuevos tiempos exigen innovación, pues estamos en un mundo cambiante y en constante evolución, la empresa debe evolucionar también al igual que la sociedad de la cual forma parte; no olvidemos el caso de KODAK.

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