Efectivamente, después de esta semana recién terminada en la que ha habido más días festivos que laborables nos estamos acercando a gran velocidad al final de año. Siempre me he preguntado por qué a fin de año hay que hacer cosas que no se hacen el resto del año. Una de ellas es el cierre contable de los números de la empresa (si su ciclo contable coincide con el año natural), pero hay muchas más cosas. ¿No os ocurre que cada año para estas fechas, a juzgar por el frenético nivel de actividad de las personas por dejar cosas acabadas, parece como si se fuese a acabar el mundo?
Obviamente el mundo sigue girando el día primero del año siguiente, pero la proximidad del último día del año, agita las conciencias profesionales de modo inusual año tras año.
Desconozco de dónde viene la idea de cerrar los números una vez por año. De hecho, hay muchas empresas que cierran sus estados financieros cada mes y el cierre de fin de año es uno más, eso sí, con connotaciones especiales, especialmente por lo que se refiere a la fiscalidad. La administración tributaria nos aporta su calendario que le da al fin de año un carácter especial. Sigo sin saber por qué la administración tributaria utiliza el año como unidad básica y no el lustro o el semestre. Sin embargo, el hecho está ahí. Quizás haya una razón antropológica como en tantas otras cosas.
El fin de año es un final de ciclo. La tierra ha completado una nueva órbita alrededor del sol. Quizás ahí esté la razón. Buen momento para hacer examen de conciencia y reflexionar acerca de aquellas cosas que queríamos (o debíamos) haber hecho en el ciclo que acaba y que quizás hayan quedado para el siguiente ciclo orbital.
Como despedida de este blog en la presente órbita se me ha ocurrido ofreceros esta pequeña guía por si os ayuda en el mencionado examen de conciencia.
Puede venir bien recordar que antes que empresarios somos personas. He ahí todo un campo para explorar. Seguro que a todos se nos ocurren preguntas y dimensiones que merece explorar al hacer balance de fin de año. Nosotros mismos como personas y nuestro entorno de personas más inmediato: los empleados, la familia, nuestros accionistas, la comunidad en la que operamos, etc.
¿Cómo creemos que se siente cada uno de estos grupos de personas?
Además, como este blog va de empresarios, la siguiente dimensión sobre la cual pararnos a reflexionar es nuestra empresa. ¿Va como nos gustaría que fuese? ¿Qué cambios deberíamos abordar en 2023? ¿Qué cosas no hemos hecho suficientemente bien en 2022?
Bien, prefiero no seguir lanzando nuevas preguntas para no correr el riesgo de incomodar a nadie con preguntas que ese alguien pudiese considerar indiscretas. ¡Prefiero desearos, aunque con cierto adelanto, una muy feliz Navidad!
Entrevistando un candidato para un alto puesto de dirección en Ford, Lee Iaccoca le preguntó qué suele hacer para vacaciones. El hombre le contestó que el no tiene tiempo para pensar en vacaciones. Iaccoca le agradeció por el interés mostrado y a continuación le informó que no contaría con el para el puesto anunciado. Lo motivó explicando que uno que no es capaz de organizar su propio tiempo para tener tiempo libre tampoco puede hacerse cargo de organizar el tiempo de los demás.
Las Fiestas que vienen nos recuerdan de la importancia de la vida privada. Y sobre todo de la importancia que tiene disfrutar con la familia.
Querido Josep; te deseo una Feliz Navidad y un Prospero Año Nuevo, y lo extiendo a todos que siguen este blog que como siempre está lleno de sabiduría e inspiración.