Se va acercando la fecha en la que en el IESE ofrecemos el programa enfocado sobre consejos de administración responsables en el que tengo el honor de servir como director académico. Este año, en la octava edición nos hemos animado a ampliarlo y la duración será de tres días. Preparando los materiales con los distintos profesores me han venido a la cabeza algunas ideas que me ha parecido que podían constituir un buen post y aquí va.
El IESE, desde sus inicios en 1958 se ha enfocado a la alta dirección de las empresas. El primer programa, cronológicamente hablando, se llamó (y se sigue llamando) PADE, que es el acrónimo de Programa de Alta Dirección de Empresas. En las distintas escuelas que el IESE ha ayudado a crear y desarrollarse en otros países el modelo siempre ha sido el mismo: Poner el foco en la alta dirección. Y todas esas escuelas han nacido lanzando como primer programa un programa de alta dirección. Unas lo han llamado PADE, otras ADE, pero la “A” no ha faltado nunca porque ese es el enfoque de la casa.
Aunque no estuviese de moda la expresión gobierno corporativo, en el IESE siempre hubo profesores que pertenecían a consejos de administración y que siguiendo el modelo que nos caracteriza, llevaban a las aulas la conceptualización de lo que ellos vivían en sus experiencias fuera de las mismas.
La dirección de empresas es más una práctica que una ciencia. Lo cual no quiere decir que a esa práctica no se le pueda aportar todo el rigor que un buen académico sabe aportar, pero sin perder de vista que aquello al directivo le ha de servir para algo en su quehacer diario.
Hasta 1992 la gente se preocupaba menos por entender lo que hace o debe hacer un consejo de administración. Fue en 1992 con la aparición del informe Cadbury que las empresas se empezaron a interesar por el tema.
Ya en aquellas fechas, en el IESE se organizaron los primeros seminarios sobre las funciones y obligaciones de un consejo de administración responsable.
Ha llovido mucho desde entonces y en estos treinta años el gobierno corporativo empieza a ser una dimensión que hay que tener muy en cuenta a la hora de gobernar una empresa.
Ya hemos dicho otras veces que gobernar no es lo mismo que dirigir. Si la alta dirección de empresas es una disciplina compleja -lo que el profesor Antonio Valero llamaba la filosofía práctica de gobierno- gobernar es todo un arte. Se trata de hacer que las cosas se hagan, sin entrar en hacerlas directamente. Es un neto juego de influencia. El buen consejero ha de conseguir que otros hagan cosas, por las que al final el consejero puede acabar respondiendo, sin entrometerse en el quehacer diario de aquellos que tienen la responsabilidad ejecutiva. Todo un arte.
Gracias Josep.
Si como bien dices “la dirección de empresas es más una práctica que una ciencia”, la ciencia se desarrolla através de la experimentación – la práctica, y la ciencia no deja de ser teórica si no se practica lo cual siempre tiene su poco o mucho de “arte” (en su sentido andaluz) y estilo . Como la humanidad misma, la dirección y el
mismo “liderazgo” ha evolucionado constantemente y lo debería hacer para siempre buscar mejorar y reflejar los conocimientos, las preferencias colectivas y expectativas & exigencias de la sociedad ( CSR, ESG para cumplir ODSs). La irrupción de escuelas especializadas en negocios, direccion y liderazgo han contribuido a desarrollar y democratizar la ciencia en gran parte por las buenas prácticas concretas (eg metodo del caso). Esto ha obligado la dirección a ser mucho menos aleatoria y personalista y a deber ser foco de antención y comparación. Además ha hecho que la “gobernanza” se tome mucho mas en serio y de forma colectiva. Para practicar “buena gobernanza” , un concepto que ha ido a más y más en las últimas decadas, se requiere buena dirección la cual se ve obligada a incorporar muchas mas dimensiones para estar a la altura de dichas exigencias gobernativas. En el
mejor de los casos, esto hace que estemos ante un circulo virtuoso donde la dirección y la gobernanza de van alimentando y reforzando tirando de una combinación inteligente de ciencia y arte.