Cuando se habla de Family Office, lo primero que nos viene a la cabeza es la gestión del patrimonio financiero de la familia empresaria. Ciertamente, estas «oficinas de familia» se dedican a gestionar los recursos patrimoniales de la familia propietaria que no pertenecen al core busines de la empresa, pero centrar la actividad del Family Office solo en acrecentar el capital económico es tener una visión muy limitada de esta estructura de gobierno para la sostenibilidad de la familia empresaria.
Es cierto que un Family Office es una plataforma de inversión, pero sus inversiones deberían ir más allá del capital económico y no descuidar el capital humano y el intelectual. Como explicamos en la última serie de podcasts, desde la Cátedra de Empresa Familiar del IESE defendemos que un Family Office debe asegurar y potenciar el bienestar y la felicidad del conjunto de la familia empresaria, al mismo tiempo que preserva e incrementa su patrimonio económico y financiero.
Velar por los activos humanos e intelectuales de la familia propietaria no está reñido con los objetivos económicos. De hecho, apostar por este enfoque es la mejor forma de preservar el capital financiero de la familia a lo largo del tiempo.
Así, además de ocuparse de la gestión del patrimonio familiar, el Family Office se preocupa por las necesidades de cada miembro de la familia, les ofrece asesoramiento en la elección y diseño de su carrera profesional y facilita a las nuevas generaciones la formación que les permita asumir sus responsabilidades como accionistas.
Por ejemplo, Waycrosse, Inc., el Family Office de las familias propietarias del grupo agroalimentario estadounidense Cargill, ofrece un programa educativo para las siguientes generaciones que les permite: «desarrollar personas completas y equilibradas; ayudarles a dedicarse a su pasión; proporcionarles herramientas para ser eficaces como accionistas; identificar futuros líderes y promover los valores compartidos», en palabras de la directora de educación que se recogen en el libro Sí, quiero.
Por otra parte, las «oficinas de familia» también son el lugar idóneo desde el que apoyar y llevar a cabo actividades filantrópicas que pueden servir para promover la armonía y el compromiso de los miembros de la familia empresaria.
Para que el Family Office pueda ser efectivo en términos que van más allá de lo económico, debe estar perfectamente alineado con la misión, la visión y los valores de la familia empresaria y coordinar su actividad con la del Consejo de familia. Es esencial también que la familia haya definido con claridad lo que se propone hacer con su riqueza, además preservar su capital financiero.
¿Vuestra familia cuenta con un Family Office? Si es así, ¿qué tipo de funciones asume esta «oficina de familia»?
Josep Tàpies es el titular de la Cátedra de Empresa Familiar del IESE y Profesor emérito del Departamento de Dirección Estratégica del IESE.