¿Conocéis la Fundación Cellex? Si os dedicáis a la ciencia o tenéis relación con el sector de la investigación científica, seguramente habréis oído hablar de ella. De lo contrario, es muy posible que sea la primera vez que leéis su nombre.
Hace unas semanas, La Vanguardia publicaba en su edición impresa un reportaje sobre esta fundación. Las dos primeras líneas del artículo son muy significativas: «Hay una parte importante de la historia de la ciencia en Cataluña que nunca se ha hecho pública por deseo expreso de sus protagonistas. Se trata de la historia de la Fundación Cellex y de su fundador y presidente, el filántropo Pere Mir». Me parecen significativas porque creo que reflejan a la perfección el espíritu de la filantropía.
La filantropía es un acto de generosidad y de convicción que puede llevar a cabo una persona a título individual o también la familia propietaria de una empresa. En este último caso, la filantropía puede ser el vehículo que permita a los miembros de la familia estar, sentirse y permanecer unidos, más allá del proyecto empresarial compartido.
Digo que la filantropía es un acto de convicción porque no busca el reconocimiento externo. Pere Mir es un buen ejemplo de esto. En declaraciones a La Vanguardia, Mir explica: “Prefiero que el protagonismo lo tengan los investigadores, que son los que hacen un trabajo verdaderamente importante, y que el reconocimiento lo tenga Cellex. Yo, personalmente, no necesito que me conozcan”.
Es importante no confundir filantropía con responsabilidad social corporativa (RSC). Como se aclara en la serie de podcasts que acabamos de lanzar, la filantropía es propia de la familia empresaria, mientras que la RSC es propia de las empresas de las que son propietarias.
La función social de las empresas no es algo nuevo. A principios del siglo XX, Henri Fayol ya explicaba en su libro Administration industrielle et générale que las empresas debían desempeñar 6 funciones: la función administrativa, la financiera, la contable, la comercial, la técnica y la función de seguridad y social. Esta última tiene por finalidad, según Fayol, proteger las personas y los bienes desde el punto de vista social.
Pero centrémonos en la filantropía. Habrá quien piense que la acción social está reservada a aquellas familias empresarias con un nivel de riqueza lo suficiente elevado como para dedicar una parte a temas no relacionados directamente con el negocio, pero lo cierto es que la actividad filantrópica no depende del nivel de ingresos ni de los recursos disponibles: cada familia empresaria puede poner en marcha acciones sociales en función de sus posibilidades.
El químico Pere Mir creó la Fundación Cellex en 2003, al vender la empresa Derivados Forestales, que había lanzado en 1942. Fue su pasión por el progreso científico y técnico lo que le llevó a crearla, explican en La Vanguardia. Desde entonces, Cellex ha ayudado a jóvenes con talento para las ciencias y ha apoyado numerosos proyectos biomédicos. No en vano, El Periódico de Catalunya definía hace unos años a Pere Mir como «el mayor mecenas privado con que cuenta la investigación biomédica de Cataluña». Pero antes de crear la Fundación, Mir ya había realizado donaciones, como por ejemplo la que permitió remodelar la residencia de ancianos de la Casa Pairal de Vilassar de Mar, en los años 60.
La filantropía está estrechamente ligada a la condición humana. Uno de los primeros en impulsar el arte de forma desinteresada fue el romano Cayo Cilnio Mecenas, a quien suele considerarse el padre del mecenazgo y quien da nombre a esta práctica. Su espíritu sigue vivo en muchos proyectos filantrópicos de empresas familiares como la Fundación Bertelsmann, la Ford Foundation y The Rockefeller Foundation, que es una de las más longevas (se creó en 1913).
De todo esto hablamos en la nueva serie de podcasts: de qué entendemos por filantropía, de los beneficios que aporta a la familia empresaria y de los factores a tener en cuenta para que el proyecto filantrópico funcione.
Y vuestra familia empresaria, ¿lleva a cabo acciones filantrópicas? ¿Qué tipo de proyectos impulsáis? ¿Qué os anima a ponerlos en práctica? ¡Animaos a compartir vuestra experiencia en los comentarios!