Suelo decir que, en la empresa familiar, el consejo de administración tiene que proteger a la empresa de la familia. Porque, en lo corporativo, la empresa familiar debe tratarse como una empresa. Y esto es algo que cada vez más empresas tienen claro, en especial las que tienen cierto tamaño.
Desde hace ya un tiempo, vengo observando que son muchas las empresas familiares que a partir de la tercera o cuarta generación deciden separar familia y gestión, pero abren la puerta a la participación de los miembros de la familia en el gobierno. De hecho, no es extraño que en el consejo de administración varios consejeros pertenezcan a la familia.
Esta una buena forma de separar negocio y familia, manteniendo la vinculación con el proyecto empresarial, siempre que la participación en el consejo se base en méritos profesionales y no en el apellido. Compartir lazos de sangre nunca debería ser el criterio para seleccionar a los miembros del consejo. No olvidemos que los consejeros deben aportar valor a la empresa, y para ello han de tener determinadas cualidades y estar comprometidos con el negocio. De hecho, la contribución de los miembros del consejo dependerá de estos dos factores: su compromiso y su competencia profesional, como ya expliqué en este post.
El consejo de administración ha de entender la relación de la familia propietaria con el negocio para asegurar que tanto los familiares que trabajan en la empresa como los que son propietarios tengan una actitud responsable hacia la empresa. Además, el consejo también ha de velar para que a los miembros de la familia se les trate de forma justa. Una buena forma de hacerlo es en coordinación con el consejo de familia.
Los sistemas de gobierno corporativo y los de gobierno familiar han de estar separados, pero deben ir de la mano. Unos establecen las políticas de la empresa, otros las políticas de la familia, incluidas las que se refieren a su relación con la empresa. Es importante que trabajen de forma independiente pero coordinada, para lo que resulta vital que haya entre ellos una comunicación efectiva, tanto a nivel formal como informal.
Eso sí, los límites entre gobierno corporativo y familiar han de quedar muy claros, pues es esencial evitar intromisiones que puedan poner en peligro el buen funcionamiento de la empresa. Las estructuras de gobierno solo funcionarán adecuadamente si proporcionan un rumbo claro a todas las partes implicadas. El gobierno corporativo debe contribuir a la continuidad de la empresa, el gobierno familiar, al de la familia.