Ante todo, bienvenidos al nuevo blog.
Imagino que muchos de los que estáis siguiendo este nuevo blog desde su nacimiento, eráis seguidores del blog anterior que estaba dedicado a la empresa familiar.
Seguiré colaborando en el blog de empresa familiar, pero con una menor periodicidad.
Aquel blog queda bajo la coordinación de la profesora Marta Elvira y ha sido notablemente enriquecido con la participación de ilustres colegas que podrán aportar distintos puntos de vista al mundo de la empresa familiar.
Dedico este primer post a situar el marco de trabajo en el que voy a tratar de moverme en los futuros post.
A lo largo de mi vida profesional he conocido a muchos empresarios (*). De ellos he aprendido muchas cosas que no suelen estar en los libros de dirección de empresas. Y sobre eso quiero escribir. Sobre el mundo de los empresarios.
Si uno va al diccionario de la Real Academia y busca la voz empresario, encuentra lo siguiente.
“Empresario, ria: Titular propietario o directivo de una industria, negocio o empresa”.
Pues de eso vamos a hablar. De los problemas, inquietudes, satisfacciones y dificultades con las que se encuentra la persona que es propietario, ejerce como titular o dirige una empresa.
Para establecer una conexión y a la vez diferenciación de los posts que he venido escribiendo hasta ahora voy a apoyarme en el modelo de los tres círculos de Davis y Tagiuri. Ellos enriquecieron, a finales del siglo pasado, el modelo de empresa basado en la separación de propiedad y dirección que había introducido Alfred Chandler en las primeras décadas del mismo siglo, añadiendo el circulo de la familia.
En este blog nos centraremos a los temas que afectan a los empresarios en su calidad de propietarios, consejeros y directivos.
Os invito a suscribiros y especialmente a que enviéis vuestros comentarios, pues de eso es de lo que realmente aprendemos todos.
(*) En este blog, cuando hablamos de “empresarios”, “consejeros” o de “directivos”, entendemos que el cargo puede ser desempeñado por una mujer o un hombre de forma indistinta. También cuando nos refiramos a los clientes, los empleados, los expertos, etc., usaremos la forma masculina como genérica, para agilizar la lectura, entendiendo que engloba tanto el femenino como el masculino.
Me parece muy muy interesante esta iniciativa, profesor!!
saludos
Martín