El pasado día 14 de febrero tuve ocasión de asistir a la presentación del libro “Solo ante el peligro: La difícil gestión de la sucesión en la empresa familiar”. El autor es Fernando Serra, quien fue colega en el IESE y es amigo desde hace muchos años. Fernando tiene una dilatada experiencia ayudando a empresarios a reflexionar a la hora de institucionalizar sus empresas.
Me pareció novedoso el concepto de “transmisor”, como le llama el libro a la persona que por la razón sabe que debe de transmitir la empresa que ha creado o heredado en forma de legado a la siguiente generación y al que asaltan todo género de dudas. Quizás la más importante, según las experiencias vividas y que se explican en el libro, sea la de si verdaderamente debe pasar la empresa a la siguiente generación o es mejor venderla y dejar un patrimonio financiero a sus herederos.
Nadie mejor que el transmisor conoce las capacidades y las carencias de sus herederos pero, aunque la razón le diga que haría bien vendiendo la empresa y monetizando el valor creado, en su fuero interno puede haber otras razones que no desea explicitar.
Había en la presentación varias personas vinculadas al mundo del private equity (la mayoría ex-alumnos nuestros), que naturalmente en el coloquio abogaron unánimemente por la venta de la empresa.
Llegado este punto me permití intervenir para recordar que las cosas no son tan sencillas como elaborar un cuaderno de venta, obtener un mandato y empezar a buscar posibles compradores.
Desde ese lado del mostrador las cosas se ven desde una determinada manera: todo es racional (o racionalizado por conveniencia). Pero desde el lado del transmisor entran en juego aquellas razones del corazón que la razón es incapaz de comprender y que por supuesto acabarán teniendo un papel preponderante en la toma de la decisión final.
Otro punto interesante que destacó el autor y que está bien elaborado en el libro, es el papel de la familia. Lo abordó en forma de una serie de preguntas como estas: ¿Cuál es la vinculación de la familia con el proyecto empresarial más allá de la percepción de dividendos? ¿Se trata de una familia que aporta valor al proyecto o de una familia extractiva?
Se abordaron muchos más temas, todos ellos interesantes, que aquellos que tengáis interés podréis encontrar bien desarrollados en el libro. Sin embargo, no quiero dejar de mencionar un tema que no por muy conocido deja de ser menos interesante e importante. Se trata de uno de los errores más habituales cometidos por el transmisor a la hora de tomar una decisión tan trascendental. Es el síndrome del predestinado. Algo de lo que hemos hablado muchas veces, pero desafortunadamente, se sigue dando con demasiada frecuencia. Lo he comentado en muchas ocasiones como el síndrome del ADN. Ahí lo dejo. Eso sí, con una recomendación bien clara: lo del predestinado puede salir bien o mal. Si somos gente responsable no deberíamos dejar al azar que las cosas salgan bien o salgan mal porque la moneda caiga de cara o de cruz.