Protocolo Familiar: papeles Vs. personas

El protocolo familiar es el instrumento que habitualmente se utiliza para regular las relaciones entre la familia propietaria y su empresa familiar. Sin embargo ante la elaboración de un protocolo familiar deberíamos hacernos esta pregunta: ¿Se trata de un documento o un proceso de mejora de las personas?

Puesto que tiene que ver con personas yo prefiero llamarlo constitución y no es solo una cuestión semántica, pero esto lo explicaré en otro post . En este me gustaría concentrar el debate en si el protocolo es un conjunto de normas que regulan el comportamiento de los implicados dictando lo que se puede hacer y lo que no se puede hacer, o si es un instrumento que trata de cambiar la actitud de las personas.

En el segundo caso, la pregunta sería ¿cómo se cambia una actitud?

Otro tema que uno puede plantearse es si el protocolo ha de ser una cuestión de valores. Pongamos el siguiente ejemplo extraído de un protocolo: «En nuestra familia prima la confianza de todos en todos». Al leerlo a mi me viene a la cabeza aquella frase atribuida a Warren Buffet: «Trust is like the air we breathe. When it’s present, nobody really notices. But when it’s absent, everybody notices». La confianza es como el aire que respiramos. Cuando está presente nadie lo nota, cuando no está todos lo notan.

Aquí surge mi segunda cuestión de esta semana: ¿ puede un protocolo familiar construir confianza?

Saludos,

Josep

3 thoughts on “Protocolo Familiar: papeles Vs. personas

  1. Antes de mas, perdonad mi Castellano.
    De lo que he escuchado en clase, de lo que he leído, y de lo que he visto en mi experiencia, me parece que hay dos situaciones distintas – El protocolo «a priori» y el protocolo «a posteriori».
    Cuando hablamos de un protocolo familiar «a priori», el principal objectivo es proteger la família y la empresa. Me explico. Proteger la família – las generaciones futuras – de todos los conflictos que pueden venir de la existencia de la empresa y que suelen generar tensiones y desuniones en los miembros de esta familia.
    Proteger la empresa de decisiones erróneas y mala gestión – cuando por ejemplo si mezcla derecho a la propiedad con derecho a la gestión. Se intenta antever los problemas y definir un conjunto de normas y directivas que estarán en «la base del juego».
    Los protocolos «a posteriori» suelen resultar de conflitos internos, y su objectivo es más remediar. Antes del protocolo no existia un conjunto de normas claro y objectivo, por lo tanto cada uno podía tener su interpretación. El protocolo «a posteriori» intenta poner un poco de orden en el caos, no evitar el caos.
    Así, en un caso intentamos aconsejar, o dirigir las acciones de las personas. En el otro intentamos cambiar la actitud de las personas – motivado por alguno hecho pasado.
    En ambos casos siempre tenemos por base un conjunto de valores, que pueden o no estar explícitos en el protocolo.
    Finalmente, no se si el protocolo per si puede construir confianza – mi intuición me dice que no – pero, seguro es que, define los intervalos de desconfianza.

  2. De lo que he escuchado en clase, de lo que he leído, y de lo que he visto en mi experiencia, me parece que hay dos situaciones distintas – El protocolo «a priori» y el protocolo «a posteriori».
    Cuando hablamos de un protocolo familiar «a priori», el principal objectivo es proteger la família y la empresa. Me explico. Proteger la família – las generaciones futuras – de todos los conflictos que pueden venir de la existencia de la empresa y que suelen generar tensiones y desuniones en los miembros de esta familia.
    Proteger la empresa de decisiones erróneas y mala gestión – cuando por ejemplo si mezcla derecho a la propiedad con derecho a la gestión. Se intenta definir un conjunto de normas y directivas que estarán en «la base del juego».
    Los protocolos «a posteriori» suelen resultar de conflitos internos, y su objectivo es más remediar. Antes del protocolo no existia un conjunto de normas claro y objectivo, por lo tanto cada uno podía tener su interpretación. El protocolo «a posteriori» intenta poner un poco de orden en el caos, no evitar el caos.
    Así, en un caso intentamos aconsejar, o dirigir las acciones de las personas. En el otro intentamos cambiar la actitud de las personas – motivado por alguno hecho pasado.
    En ambos casos siempre tenemos por base un conjunto de valores, que pueden o no estar explícitos en el protocolo.
    Finalmente, no se si el protocolo per si puede construir confianza – mi intuición me dice que no – pero seguro es que limita los intervalos de desconfianza.

  3. Como siempre, los interrogantes del profesor Tapies nos permiten reflexionar profundamente sobre muchas de las cosas que solemos dar por hecho.
    En mi humilde opinión, creo que en un principio la familia que solicita al consultor comenzar con el proceso de protocolización busca un documento que plasme las reglas de juego que permitan una relación sana entre la empresa y sus dueños. Pero desde el punto de vista del consultor que llevará a cabo la facilitación, creo que debe considerar esa oportunidad no sólo como un proceso de mejora de las personas sino también de la familia en sí. Su tarea “docente” debería posibilitarle a comunicarse entre los miembros con asertividad, proactivamente y respetando el rol de acuerdo al ámbito en el que se encuentra conversando (como propietario, familiar o ejecutivo).
    Por supuesto, el protocolo ha de ser una cuestión de valores. Sin esa base resulta muy difícil plantear ciertos temas sin que existan la confianza, la sinceridad y el respeto por el otro.
    Muchas gracias profesor Tapies por esta oportunidad de compartir mis ideas.
    Desde Argentina, Lic. Ceferino Sain

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