Más vale ser prudente

Hace unos días, una lectura me llevó a pensar en las virtudes cardinales que de joven aprendí en el bachillerato. Nos enseñaban que cada una de estas virtudes se asociaba con una de las partes del alma: la prudencia, nos decían, es la virtud de lo racional; la fortaleza es la virtud que proporciona firmeza en circunstancias difíciles; la templanza nos aporta equilibrio, y la cuarta, la justicia, actúa como rectora de las otras tres y tiene mucho que ver con nuestra actitud hacia los demás.

Se me ocurrió que aunque las virtudes son hábitos operativos buenos que aplican a las personas, también se podrían trasladar a la empresa familiar en un ejercicio de personificación de ese tipo de empresas. Y de esa idea surge esta serie de posts que hoy iniciamos, en la que os propongo el ejercicio de aplicar a la empresa familiar las cuatro virtudes cardinales: la prudencia, la fortaleza, la templanza y la justicia.

Hoy nos centraremos en la primera virtud, en la prudencia, y durante las próximas tres semanas descubriremos cómo se viven las otras tres virtudes en las empresas familiares.

La prudencia es uno de los rasgos distintivos de las empresas familiares, como se desprende del estudio “Los valores y la comunicación en la empresa familiar” y de otros informes, como «Una visión de la empresa familiar excelente», de KPMG.

En la empresa familiar, prudencia podría entenderse como centrarse en lo que se conoce y no dejarse llevar por modas. La estrategia de las empresas familiares se basa en la prudencia y en la anticipación, y sus objetivos no son meramente económicos, sino también sociales. Suelen ser prudentes a la hora de fijarse metas de rentabilidad. La creación de valor para el accionista no es su único foco.

En el ámbito empresarial, ser prudente también significa saber afrontar de forma adecuada el riesgo total, que engloba el riesgo de negocio (aquello en lo que inviertes) y el riesgo financiero (cómo financias esas inversiones). En cuanto a este último punto, cabe destacar que la empresa familiar suele ser conservadora en sus finanzas y que suele reinvertir una parte importante de los beneficios en el propio proyecto empresarial.

«La familia siempre ha considerado que lo primero es la empresa y siempre ha actuado con mucha prudencia con los recursos de la empresa», explicaba Luis López Barrena, director general de la empresa familiar Simon Holding, hace unas semanas en una entrevista de El Periódico de Catalunya.

Las familias empresarias son prudentes porque saben que lo que está en juego no es solo su patrimonio, sino también su reputación. Quizás por eso se muestran cautas, prudentes y discretas a la hora de comunicar. «El objetivo es pasar lo más desapercibidos posible en todos los ámbitos, siempre”, aseguraba uno de los participantes de los focus groups que llevamos a cabo para el estudio sobre valores que hicimos con Atrevia.

Esta prudencia, sumada a la visión a largo plazo, es la que dota a las empresas de propiedad familiar de mayor estabilidad y hace que estén mejor preparadas para afrontar una crisis (tema en el que profundizaremos en el próximo post, cuando hablemos de la fortaleza).

Podríamos decir que prudencia en la empresa familiar es sinónimo de austeridad y cautela, como apunta el informe de KPMG que cito al principio de este post.

En vuestro caso, ¿qué rasgos o comportamientos de la empresa familiar son reflejo de la prudencia?

Josep Tàpies es el titular de la Cátedra de Empresa Familiar del IESE y Profesor emérito del Departamento de Dirección Estratégica del IESE.

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4 thoughts on “Más vale ser prudente

  1. Excelente post respecto a la idiosincrasia de las empresas familiares, respecto a los emprendedores latinoamericanos se observa el mismo patrón o este esta condicionado por aspecto culturales?

    Gracias por su respuesta

    1. Apreciado Alberto,
      El informe de KPMG que menciono en el post se basa en las reflexiones de los socios del Instituto de Empresa Familiar de España, aunque diría que, a grandes rasgos, los elementos diferenciales de la empresa familiar que se apuntan son extensibles a todas las empresas de propiedad familiar, salvando las diferencias culturales, sociales y políticas de cada zona.
      Un saludo,
      Josep Tàpies

  2. Hombre: por fín una persona como tú y con tu categoría profesional, me anima a seguir en el «tajo» de las Empresas Familiares.
    Cuando me preguntan, cuáles son los problemas de las Empresas Familiares, además de los que siempre mencionamos en conferencias, etc…yo me atrevo a decir que se resumen en los siete pecados capitales. Y que las virtudes cardinales, son las que llevan al éxito.
    Y…algunos asistentes…me miran con «cara de sorpresa». Gracias: Florencio.

    1. Apreciado Florencio,
      gracias por tu comentario. Las empresas familiares tienen ciertas particularidades que suponen un reto a la hora de gestionarlas pero también otras que, sin duda, las hacen más fuertes. La prudencia es una de las características de las empresas de propiedad familiar y las próximas semanas veremos que también la fortaleza, la templanza y la justicia son virtudes propias de este tipo de empresas.
      Un saludo,
      Josep Tàpies

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