Hola de nuevo,
Ante todo quiero daros las gracias por la buena acogida vuestra participación en el blog.
Ayer se cumplieron siete dias desde que coloqué el primer post. Vuestras aportaciones han sido muy interesantes y valiosas. Me comprometo a intervenir periodicamente entre vuestros comentarios para enriquecer el debate desde un punto de vista académico.
Para esta semana os propongo un estimulante tema bajo el formato de pregunta triple: ¿Existe el dividendo emocional? ¿Es identificable? ¿Cómo se concreta?
Gracias por vuestros comentarios y cordiales saludos.
Josep
Respuesta a Gustavo. Según indican las primeras conclusiones que se desprenden de un estudio cualitativo que estamos realizando en la cátedra de empresa familiar del IESE, la mayoría de los miembros de las empresas familiares experimentan altos niveles de propiedad emocional. Algunas personas se refieren a este vínculo emocional como dividendos emocionales.
En mi familia los niveles de «propiedad emocional» tal y como como lo defines se dan; en algunos miembros son mas altos que en otros, y tiene que ver con los lazos que tienen – o historicamente ha tenido su rama familiar – con al empresa. Comprenden mejor la postura de «retener beneficios», pero tambien las discusiones son más vivas sobre el futuro del negocio, y a mi personalmente me desgastan más.¡Va a ser muy interesante conocer las conclusiones de vuestro estudio cuando este terminado! ¡Es muy interesante que podais demioostrar cientificamente todo esto!
Gustavo efectivamente, nuestro estudio muestra que existen distintitos niveles de propiedad emocional (fuerte, media y débil) y las experiencias asociadas a los distintos niveles son variadas. Por ejemplo, aquellas personas con una propiedad emocional fuerte y positiva, tienden a experimentar un sentimiento muy intenso de pertenencia a la EF y un sentido de destino compartido con la EF. Mientras que aquellas personas con un nivel fuerte y negativo de propiedad emocional, expresan sentimientos de presión, deuda y obligación.
Seguimos trabajando en esta interesante temática e iremos dando a conocer las diferentes conclusiones relacionadas con nuestra investigación.
Muchas Gracias por tu comentario.
Saludos,
Lucia.
Creo que la propiedad es la propiedad, y el valor mayor que pueda tener la compañía debe ser remunerado por vuestro padre quizás de una forma independiente. Y de cara al futuro, ese dividendo emocional puede remunerarse en forma de bonus y una remuneración de consejero a diferencia de los consejeros accionistas, que para mí deben recibir, como mucho, una dieta de participación.
– salario acorde a mercado
– bonus sobre resultado
– remuneración especial como consejero
El tema es bastante complejo, especialmente en un contexto familiar. Mi padre tiene una empresa constructora de 20 años de antiguedad. En un momento trabajó allí mi hermana mayor y luego el segundo hijo. Por temas personales (diferencias de estilos y aversión a los conflictos familiares) yo, el mejor de los hijos decidí no trabajar en la empresa. Sin embargo, los tres hemos recibido (y recibimos) «apoyo» de la empresa (estudios y respaldo entre otros). Mi hermana tampoco aporta a la empresa, pero mi hermano sigue en junto a mi padre y ha ayudado a su crecimiento. El fundador quiere ahora ceder la propiedad en nosotros y mi hermano espera tener mayor participación en la nueva sociedad (benficio como retribución por su esfuerzo durante casi diez años). Obviamente el quiere un reconocimiento, pero también un respaldo por el tiempo esfuerzo invertido. Mi hermana y yo estamos de acuerdo en reconocer su esfuerzo, pero no a través de acciones sino de recompensas monetarias (compensación acumulada). El problema se acrecienta al momento de valorar dicho esfuerzo…. y parece que allí va a empezar un conflicto más en la empresa familiar.
El tema me parece intgeresantísimo, con los tiempos que corren. Yo estoy cada vez más convencido de que el dividendo empocional existe, pero desconozco como se aplica y si se puede aplicar en todas las empresa, y particularmente en la nuestra. Veo algunas empresas familiares con muchos accionistas que estan encantados de pertenecer a ese clan, y no creo que sea porque monetariamente les compense, porque al ser muchos les tiene que tocar necesariamente poco. Psicológicamente debe haber otros factores motivantes; lo que ignoro es si dicha empresa hace algo activamente o es algo genetico…
Gracias Gustavo. Según indican las primeras conclusiones que se desprenden de un estudio cualitativo que estamos realizando en la cátedra de empresa familiar del IESE, la mayoría de los miembros de las empresas familiares experimentan altos niveles de propiedad emocional. Algunas personas se refieren a este vínculo emocional como dividendos emocionales.
Claro que hay dividendo emocional, como todo en la vida.
¿Dividendos emocionales? Más bien cargas emocionales.
El problema de formar parte de una empresa familiar es que los problemas nunca se queden en el trabajo, por tanto el stress ante un problema es mucho mayor.
El único dividendo emocional que encuentro es que sabes que estás trabajando para el futuro de tus hijos y eso es muy gratificante.
Saludos