Hace unos pocos años, España se situaba entre las diez grandes economías del mundo, en términos de PIB.
Calcular cual fue el papel de las empresas familiares en este proceso no resulta muy difícil, puesto que su participación en el PIB nacional es de un 70% según datos del Instituto de la Empresa Familiar. Sin embargo, una tarea siempre quedaba pendiente: la internacionalización.
Ya en el año 1992, una investigación llevada por la Cátedra de Empresa Familiar de IESE dirigida entonces por el profesor. M.A. Gallo, concluía que las empresas familiares iniciaban el proceso de internacionalización más tarde en el tiempo que el resto de las empresas y lo conducían con mayor lentitud. Comparando el tamaño de las empresas quedaba en evidencia una menor aportación al sector exterior de las empresas familiares de menos tamaño.
La globalización está transformando los mercados internacionales a una velocidad insólita hasta ahora creando precedentes difícilmente imaginables desde la perspectiva que había hace un par de décadas. Quizá el símbolo más llamativo de este proceso es el reciente anuncio de la OCDE que pronostica que en 2016 China se convertirá en la primera potencia económica mundial. Hecho que ocurrirá un año antes de que se cumplan la previsiones publicadas en la encuesta realizada por PwC, según cual la internacionalización supondrá hasta el 35 % de los ingresos de las empresas familiares de todo el mundo en el año 2017.
Una vez más nos enfrentamos a un importante reto que pide un “verdadero cambio de modelo económico”, según avisan desde el instituto de la Empresa Familiar que esta semana celebró su XX aniversario, en Barcelona, la misma ciudad donde fue creada esta institución.
Buscando respuestas a la crisis económica que vivimos, las empresas españolas en los últimos cinco años han dedicado grandes esfuerzos por vender en el exterior y “en la coyuntura actual, el sector que se está mostrando más pujante y está tirando de la economía española es el exterior”, como afirman las fuentes del IEF.
La mayoría de las exportaciones que realizan las empresas, familiares y no familiares, tienen como destino los países “psíquicamente” próximos, como es el caso de los países de América Latina. Pero hoy en día los mercados no conocen de barreras culturales, sociales o lingüísticas.
Las empresas familiares no pueden permitirse quedarse fuera de estas tendencias. Y como recomendaba en un post anterior han de estar en alerta, despiertos y pensar “out of the box”.
Otro aspecto de la cuestión viene desde la óptica familiar: ¿Qué miembro de la familia va a sacrificar varios años de su vida viviendo fuera de España?
El tamaño de la empresa puede ser un obstaculo importante en cuanto a la internacionalización ¿qué estructuras se necesitan para que una empresa familiar tenga más facilidad para la internacionalización?
Muchas gracias
Una vez más, muy interesante el artículo.
Estoy de acuerdo en que la internacionalización hoy en día es más obligatoria que necesaria, pero tendemos a pensar que con una simple web, o traducción , tenemos casi todo hecho.
¿Qué pasos básicos crees que deberíamos seguir en un camino hacia internacionalizar una pequeña empresa?
Pero, pese a que todo esto sea necesario, en mi opinión hay un problema de fondo. ¿Están nuestras familias poseedoras de empresas preparadas para internacionalizarse? Mi respuesta es que en la mayor parte de los casos posiblemente no. El nivel de estudios y de idiomas de la mayoría de la población española es uno de los peores de Europa, hecho que imposibilita toda esta tarea. ¿Cuántos directores de empresas familiares tienen una formación específica en el ámbito económico-empresarial? ¿Cuántos idiomas hablan? Ello imposibilita primero, el contacto con otros mercados y después las posibilidades de innovación en el negocio, en su actividad y en su imagen. Y a esto se debe unir el mayor problema ¿Estas empresas poseen fondos suficientes como para realizar inversiones que les permitan salir al exterior? Mi respuesta vuelve a ser un no. La coyuntura actual ha hecho que muchas empresas estén al límite, casi en quiebra.
La conclusión que se puede obtener de todo ello es evidente. La internacionalización de las empresas familiares es necesaria y ello es necesario para levantar la economía. Pero la sociedad probablemente no esté suficientemente preparada, se ha de cambiar la base.
Soy Ingeniero + MBA + ESADE + IESE (PDD+PDG+PADE).
Hablo bien Inglés y Francés.
Tengo mucha experiencia directiva con solo 49 años de edad; y lo más importante, una ganas inmensas de volver a tener éxito en el mundo empresarial español.
QUIERO IR AL EXTERIOR A HACER CRECER UNA EMPRESA ESPAÑOLA DURANTE 10 AÑOS.
Vamos, contacteme miguel.ruiz@iese.net y empecemos.
Los empresarios familiares deberían ver la necesidad de incluir en la formación de sus futuros managers períodos fuera de España. La experiencia internacional es estratégica para ser un buen líder. Si las futuras generaciones no estás listas para estar fuera una temporada, no están listas para el relevo generacional.
Estimado Miguel,
El papel de las próximas generaciones en este proceso es fundamental y seguramente una excelente oportunidad para que los sucesores pongan de manifiesto sus habilidades y su capacidad de sacrificio para un día tener mayores responsabilidades en la empresa.
Saludos,
Josep
En 2016 China se convertirá en la primera potencia económica mundial, a este paso lo veo normal. Es increible en 20 años como ha cambiado todo.