Una de las frases mas repetidas por profesores y consultores de empresa familiar es la interpelación: ¿Business first or family first?
Es decir, defínase usted en términos de prioridades: ¿qué es primero la empresa o la familia?
Es un importante punto de partida, pues de esa clarificación devendrán acciones coherentes con la misma de consecuencias muy distintas según la respuesta.
Si a quien firma este post le formulasen esa pregunta, no tendría ninguna duda al respecto: business first.
Apelemos a la sintaxis. En la locución «empresa familiar», empresa es el sustantivo y familiar el adjetivo calificativo. Resulta pues obvio que sin empresa no hay empresa familiar. Sin empresa tampoco habría empresa pública o empresa educativa u otro tipo de empresa. Las familiares no deben ser una excepción. Hay que cuidar la gallina de los huevos de oro, pues solo podrá seguir poniendo huevos si es competitiva en el mercado. Para competir; con las reglas las de la empresa, no las de la familia.
Permítanme aquí que me refiera al post anterior en el que acababa formulando la pregunta: ¿Crees que en tu familia cabría la posibilidad de incorporar una fusión en su estrategia o son de los que prefieren ser cabeza de ratón, antes que cola de león?
Aquí entra en juego la ampliación del aforismo: Ego first.
Muchas fusiones no llegan a buen puerto y a veces ni siquiera se plantean por cuestiones que al final de todo acaban teniendo que ver con el ego. Es conocida la historia de una gran compañía multinacional que durante años mantuvo dos headquarters y dos co-CEO derivados de como fue el proceso de negociación en la fusión.
En la empresa familiar puede darse el agravante de que algunos teman perder prestigio ante la familia, si dejan de ser el presidente de la empresa. Llegado este punto ya no es una cuestión de ego, es una cuestión de miedo.
Puede sonar exagerado pero les aseguro que casos como las meigas, haberlos, haylos.
Empresa familiar: ¿Qué es primero la empresa o la familia? | Josep Tapies-Empresa Familiar Os adrezco el compartir con todos nosotros toda esta amena información. Con estos granitos de arena hacemos màs grande la montaña Internet. Enhorabuena por este post.
Me parece bastante obvia y largamente debatida la reflexión del profesor Tàpies. Aunque por mi experiencia la respuesta no puede, ni debe ser jamás tan contundente y en una sola dirección. Intentaré explicarme, a lo largo de mi camino como consultora de familias empresarias he podido ver la ruptura de muchas familias, verdaderos dramas, padres, hijos y hermanos cuyas relaciones se han roto y no han podido recuperarse, si bien la empresa ha salido adelante con más o menos éxito. En estos casos no me atrevo a defender la afirmación que la empresa debe ser lo primero.
No quiero que se me malinterprete, con ello no pretendo decir que no esté en parte de acuerdo con la reflexión, pero a mi entender el punto de partida, la frase, la pregunta debe ser otra. ¿La familia debe estar al servicio de las necesidades de la empresa o la empresa al servicio de las necesidades de la familia? Y la respuesta también será obvia, pero no universal, porque cada familia entiende el «estar al servicio» de una manera diferente y es aquí donde reside la posibilidad de trabajar estos valores, los conflictos que mantienen, las luchas con sus diferentes egos.
A la pregunta ¿Business first or family first? la respuesta debería ser primero la familia.
A la pregunta ¿La familia debe estar al servicio de las necesidades de la empresa o la empresa al servicio de las necesidades de la familia? Todos convendríamos en que la familia deberá estar al servicio de las necesidades de la empresa para no romper la gallina de los huevos de oro.
Uno de los comentarios afirma que PYME ES QUE TODO AFECTA AL TRABAJO, pero además en la familia empresaria las relaciones familiares también están afectadas por lo que ocurre en la PYME.
A mi entender lo mejor es un buen equilibrio que permita mantener una comunicación fluida y sana y ser lo suficientemente flexible para pedir ayuda externa antes que la situación sobrepase a los protagonistas y a sus egos.
Apreciada Mercé,
Estoy de acuerdo en la afirmación de que es un tema largamente debatido pero, leyendo tu comentario, me cuesta encontrar la obviedad. Si fuese obvio menos familias caerían en el error de confundir los lazos de afecto con los lazos contractuales mezclando amor y meritocracia. Sin embargo si lo ves de otra manera será un placer debatirlo. Compartir opiniones y experiencias es la función básica de este espacio.
Por otra parte, hay un mensaje importante de este post que quedó excluida del comentario. Es el ego.
Hay una razón empírica que me empuja a ser contundente en mis afirmaciones.
Con frecuencia en mis clases de dirección general en el IESE sale el tema de la responsabilidad social de la empresa. Mi opinión siempre es la misma: la primera responsabilidad de un empresario es no quebrar.
Superado este nivel viene todo lo demás.
Desafortunadamente, en mi experiencia he visto más casos de los que hubiera deseado, en los que por cuestiones de ego (tercera dimensión del aforismo en el post) una empresa perdió capacidad competitiva. Cuando una empresa desaparece muchas familias sufren y las consecuencias van mas allá de la pérdida de valor de las acciones de los propietarios. Me parece una irresponsabilidad no poner esto como primera prioridad y como así lo pienso no me canso de repetirlo.
Muchas gracias por compartir tu opinión, que siempre será bienvenida.
Saludos
Josep
Lo más difícil de una empresa familiar PYME ES QUE TODO AFECTA EL TRABAJO. Lo emocional, lo económico, lo social y lo ético.
Totalmente de acuerdo Sr. Tàpies.
Los dueños y familiares de una empresa familiar tienen la obligación ética y moral de concebir «su empresa» como un ente con personalidad propia, y que no sea «el cortijo donde todos caben» por el mero hecho de ser familiar (hermano/a, primo/a, cuñado/a, etc.).
Ahora bien, no tenemos que confundir la persona con el personaje. Cuando por la mañana una persona entra en las instalaciones de una empresa, deja en la puerta el calificativo de hermano, padre, cuñado, etc., y debe dar lo mejor de sí para esa empresa. Cuando finaliza su jornada (sea la hora que sea), vuelve a colocarse «su apellido y parentesco» y, a partir de ese momento, ya es parte de una familia.
Carpe Diem.