La historia común es el elemento que une la cultura, los valores y la visión de la familia empresaria en un proyecto compartido. Sin conocerla y compartirla, la empresa familiar corre el peligro de dejar de ser familiar.
Un caso que lo ilustra es el de la familia Bancroft, los antiguos propietarios de Dow Jones cuyo buque insignia fue el Wall Street Journal. En 2008 los miembros de la familia, fueron llamados a pronunciarse acerca de la oferta de Rupert Murdoch de comprar el Wall Street Journal. Pero, durante semanas, muchos de los familiares se oponían incluso a reunirse para hablar sobre ello.
Cuando finalmente fue convocada la reunión Crawford Hill, el hijo de Gay Bancroft, envío a todos los familiares una carta en la que entre otras cosas decía: “Lo que falta en el debate sobre Dow Jones y los Bancroft es el sentido de la perspectiva y la evolución histórica. Hay muchísima mitología familiar y una distorsión completa en el debate en lo relacionado con la herencia. (…) tanto mi abuela como mi madre, nunca me hablaron sobre el legado de Dow Jones, ni mucho menos sobre la posibilidad de trabajar allí o sobre lo que significaba capitanear la empresa. No ha habido el esfuerzo por promover el legado, o educar a la próxima generación.” Dow Jones fue vendido a Rupert Murdoch y con ello una importante parte del legado familiar.
Llegados al punto como en el que se encontró la familia Bancroft, la cuestión no es si vender o no. Lo que realmente importa es ¿cómo hemos llegado a este punto?
Con cada generación siguiente los lazos de sangre entre los familiares son menos fuertes que en las generaciones anteriores. Es un proceso natural donde las familias nucleares priman sobre las familias extensas. En toda familia las relaciones irán cambiando con naturalidad. Pero en una familia empresaria, si se desea mantener la empresa como el legado común, ha de haber un mayor esfuerzo por cuidar y transmitir la historia común a las generaciones siguientes.
Si cada generación no hace el esfuerzo de hacerlo, el vínculo de la siguiente generación con la empresa familiar seguramente se verá debilitado y llevará a la situación en la que se vio inmersa la familia Bancroft.
Las empresas cuyo único propósito es hacer dinero tienen un ciclo de vida cortoplacista. Sus accionistas lo saben y no esperan otra cosa. Pero esta no es la naturaleza de las empresas familiares. En ellas, obtener beneficios económicos es sin duda un incentivo importantísimo, pero no el único. Las empresas familiares exitosas tienen otro tipo de incentivo: el orgullo por hacer historia.
Excelente nota! la comparto en pensamiento y en red, nos está pasando que algunas familias empresarias intentan rescatar su historia y luego esta visión económica y egoísta las ciega, ideando estrategias para acompañarlas pero nuestro límite como consultores es que si no rescatan sus valores y no ven más allá de sus individualidades es difícil que podamos dialogar abiertamente. Gracias!
La historia común es el elemento que une la cultura, los valores y la visión de la familia empresaria en un proyecto compartido. Sin conocerla y compartirla, la empresa familiar corre el peligro de dejar de ser familiar.