El conflicto suele percibirse como algo negativo, pero también puede ser una oportunidad. En la empresa familiar, las situaciones conflictivas pueden generar los cambios necesarios para revitalizar y desarrollar el proyecto familiar y empresarial en el que están implicadas la familia y la empresa.
El punto de partida para alcanzar una visión positiva del conflicto es entender que, en un conflicto, no hay buenos ni malos, simplemente hay intereses diferentes que derivan de las expectativas previas de cada una de las partes implicadas. Por eso mismo, hay que tratar de objetivar el conflicto e intentar aplicar más la razón que la emoción cuando vayamos de abordarlo.
El conflicto es algo inherente al ser humano. La vida de las personas y de las instituciones es una realidad sometida a situaciones conflictivas permanentes, que se manifiestan con mayor o menor intensidad a lo largo de su desarrollo. Así que lo normal es que toda persona se enfrente a diversos conflictos a lo largo de su vida, tanto a nivel personal como profesional.
En la empresa familiar, hemos de ser conscientes de que compartir la misma sangre no siempre es garantía de compartir una misma visión sobre el negocio. Y si no que se lo digan a los hermanos Berneda, que durante unos años se alejaron de la gestión del negocio familiar fundado por su abuelo, la marca de calzado Munich, por desavenencias con algunos familiares, que también habían heredado el control de la empresa.
La diferencia de intereses de cada persona es la que suele originar el conflicto, como apuntaba al principio del post. Por eso, en la empresa familiar es importante entender los roles de cada uno en cada momento. Por ejemplo, dos hermanos, en temas relacionados con el negocio deben comportarse como socios y no como hermanos. Es difícil entenderse como socios si se aplica la lógica familiar, de la misma manera que resultará difícil entenderse como hermanos siguiendo la lógica empresarial. Hay que saber diferenciar roles y contextos.
Los conflictos han existido y existirán siempre, y en la empresa familiar muchas veces se transmiten de generación en generación. El conflicto es una situación crítica que, bien gestionado y con voluntad de las partes, se puede reconducir de forma positiva y puede convertirse en una ocasión para cambiar aspectos importantes y muchas veces anquilosados de la empresa familiar.
En vuestra empresa familiar, ¿abordáis el conflicto desde esta perspectiva o por el contrario contribuye a aumentar las desavenencias?
Al final todo depende de como se mire, lo que está claro es que si hay un conflicto, tenemos que tener ganas de resolverlo. Pero estoy totalmente de acuerdo en que un conflicto no tiene que ser algo negativo, simplemente un intercambio de ideas o de posturas. Muy buen artículo.