Hay muchos ejemplos de empresas familiares centenarias, solo hay que echar un vistazo a los casos del libro 100 familias que cambiaron el mundo. Pero muchas otras se quedan por el camino. Y hay otras empresas familiares que nacen, crecen, pasan por momentos difíciles, cierran… y al cabo de los años resurgen de las cenizas como el Ave Fénix.
Ese es precisamente el caso de Fears Watches, una empresa de relojes británica con 170 años de historia que se vio obligada a cerrar a finales de la década de 1950 y que a principios de 2016 fue relanzada por un miembro de la sexta generación de la familia fundadora. Nicholas Bowman-Scargill, de 29 años, tataranieto del fundador de esta relojería y el artífice que ha recuperado no solo la marca, sino el legado original, que ha adaptado a los nuevos tiempos, explican en Family Capital.
Toda empresa familiar pasa por diferentes etapas a lo largo de su vida y ha de ser capaz de adaptarse a los cambios si quiere perdurar en el tiempo. En 1846, Edwin Fears fundó una relojería en Bristol, con apenas 22 años. El negocio creció y llegó a convertirse en uno de los relojeros más conocidos del suroeste de Inglaterra. En 1908 se incorporó a la empresa la segunda generación de la familia, liderada por Amos Daniel Fears, que apostó por la exportación de los relojes a nuevos mercados. A finales de 1920, Fears Watches contaba con más de un centenar de trabajadores y exportaba a 95 países.
La Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial afectaron a la marcha de la empresa, pero Fears Watches logró sobrevivir a esos momentos difíciles bajo la batuta de la tercera generación. Con la cuarta generación, el negocio vivió horas bajas y se vio obligado a cerrar en 1960. Explica Nicholas Bowman-Scargill que “no había suficiente entusiasmo entre los accionistas para mantener el negocio en marcha». Faltaba el compromiso de la propiedad para seguir adelante, que es crucial en toda empresa pero especialmente crítico en una empresa familiar.
Suele decirse que la primera generación funda la empresa, la segunda la mantiene y la tercera acaba con ella, este es un mito atribuido a las empresas familiares pues hay muy pocas empresas no familiares que sobrepasen los noventa años que equivaldría a estar al final de la tercera generación.. En este caso, fue la cuarta la que puso punto final al negocio y la sexta la que lo ha recuperado. Bowman-Scargill estudió económicas y trabajó en el ámbito de las relaciones públicas corporativas antes de sentir la llamada del legado familiar. Entonces decidió dejar a un lado su carrera profesional para incorporarse a Rolex como aprendiz de relojero.
Este cambio de rumbo resulta muy llamativo. El protagonista de esta historia cuenta que fue su madre quien le sugirió que relanzara el negocio de sus antepasados. Añade que cuando era niño no se hablaba del negocio familiar en casa, pero que “debe de haber algo en mi sangre que me impulsó a seguir una carrera como relojero».
Más allá de los genes, la formación académica y la experiencia profesional previa sin duda habrán jugado un papel clave a la hora de relanzar con éxito la empresa. También me parece interesante destacar otro punto: el interés por conocer en profundidad los intríngulis del oficio. Nicholas se introdujo en el sector desde abajo, como aprendiz de relojero. Podría haberse limitado a gestionar la recuperación de la marca de sus antepasados desde la comodidad de un despacho, pero quiso conocer las entrañas del sector antes de dar el gran paso.
Sin duda el legado tiene un peso importante en esta historia. Nicholas explica que incluso ha investigado los orígenes de su familia y del negocio en los archivos de Bristol, la ciudad donde nacieron los relojes Fears. Por otra parte, su compromiso con sus antepasados le ha llevado a mantener la propiedad familiar y a buscar en empresas familiares los proveedores de las piezas para fabricar sus relojes.
El sentido de legado puede ser una fortaleza siempre que no resulte paralizante. Explica Nicholas que Fears Watches es hoy “en primer lugar, una nueva empresa y, en segundo lugar, su patrimonio”. De poco sirve un siglo de historia si la empresa no es capaz de adaptarse a los nuevos tiempos y a los nuevos gustos de los clientes.
Nicholas Bowman-Scargill ha relanzado la empresa de su tatarabuelo con la ilusión de “que pueda continuar durante generaciones, igual que el negocio original”. Un buen ejemplo de empresa familiar que nace de las cenizas de sus antepasados con la mirada puesta en el futuro. No puede ser de otra manera, pues difícilmente habrá presente y futuro si la empresa queda anclada en su pasado.
Josep coincido con lo que expones en este post.
La pasión debe ir de la mano de una formación académica que te permita desarrollar tu pasión con conocimiento y consciencia.
Es importante disfrutar con lo que haces, pero también lo es, saber lo qué haces y cómo lo haces!
Actualmente, la industria relojera sufre por una recesión en su modelo de negocio. Esto es debido a la irrupción de las nuevas tecnologías (relojes inteligentes), por lo que el factor diferencial en la marca de cada reloj será de vital importancia.
Al final, lo que se busca es por un lado la ventaja competitiva y por otro la ventaja comparativa.
¿Qué puede ofrecer la marca para satisfacer al cliente?
¿Cuál es tu target ?
Por lo que estoy viendo y en mi opinión, el mercado se está polarizando cada vez más. La gente compra ahora más relojes baratos y más relojes caros. El «sector del reloj medio» es el que está viendo como una masa de población está orientándose hacia uno de los extremos!
Personalmente pienso que la solución es implementar la mejora constante, ya sea a nivel de diseños, políticas de precios u otras gamas. Al final, todo va acaba en ofrecer lo que el cliente necesita!
Me ha encantado tu post!
Un fuerte abrazo!