En una sesión de caso en una escuela de negocios, un participante hizo una pregunta aparentemente sencilla:
“¿Esto es una empresa familiar?”
La clase empezó respondiendo con definiciones habituales: propiedad de una familia, control del consejo, presencia de varios familiares en la gestión…
Pero alguien añadió una frase que cambió el tono de la discusión:
“Una empresa familiar es aquella en la que la familia se esfuerza porque sea una empresa familiar”.
Esa frase introduce un matiz esencial: no basta con heredar acciones para ser empresa familiar; hace falta una decisión consciente, renovada en el tiempo, de seguir siéndolo.
De la estructura al esfuerzo
Podemos entender la empresa familiar desde dos ángulos complementarios:
1 – Definición estructural: una familia controla la propiedad y varios de sus miembros influyen de forma relevante en la dirección, sea desde la gestión, el consejo o su peso como accionistas.
2 – Definición intencional: la familia dedica tiempo, energía y recursos a comportarse como “familia en la empresa”. Habla entre sí, se organiza, define valores compartidos, se forma y se responsabiliza del legado.
La primera definición responde al “qué somos”, la segunda, al “cómo la hacemos realidad”. Una compañía puede ser 100 % propiedad de la familia y, sin embargo, no comportarse como empresa familiar si no hay esfuerzo ni proyecto común.
Ese proyecto común implica tanto querer tener empresa como querer ser familia. Y sin embargo ¿cuántas veces descuidamos la dimensión familiar?
El modelo de los dos motores: familiar y empresarial
La empresa familiar es como un avión con dos motores:
- El motor familiar: relaciones sanas basadas en la confianza y valores claros, capacidad de abordar lo difícil sin romper vínculos, preparación de la siguiente generación, y cultivo del sentido de pertenencia, el amor, el servicio y la generosidad.
- El motor empresarial: estrategia, modelo de negocio competitivo, disciplina financiera, profesionalización, atracción, retención y desarrollo de talento (familiar y no familiar), y capacidad de adaptación al mercado.
Si falla cualquiera de estos dos motores, el avión no vuela. La empresa familiar es, por definición, un compromiso dual: ser una buena familia a la vez que una buena empresa.
El papel de la gobernanza
Entre esos dos motores hace falta un “puente de mando”: la gobernanza de la empresa familiar. La gobernanza no es burocracia, sino el conjunto de reglas, foros y procesos que facilita la organización de la familia y la empresa:
- La familia se organiza a través de reuniones familiares, consejo de familia, protocolo o constitución, políticas de empleo y compensación, y reglas de entrada y salida.
- La empresa se gobierna con rigor mediante consejo de administración o asesor, presencia de consejeros independientes, planificación estratégica y métricas claras.
- Entre ambos, se tienden puentes: personas y órganos que conectan la visión de la familia con las decisiones del consejo y de la dirección.
Cuando este sistema funciona, se genera un círculo virtuoso: una buena familia hace mejor a la empresa y una buena empresa ayuda a desarrollar mejores personas dentro de la familia.
Tres preguntas para seguir avanzando
1 – ¿Por qué decimos que somos empresa familiar? ¿Solo por la estructura de propiedad o también por el esfuerzo consciente que hacemos como familia?
2 – ¿Qué estamos haciendo para cuidar el “motor familia”? ¿Tenemos espacios para hablar, educar, sanar conflictos, construir una cultura compartida? ¿Educamos en el amor, el servicio y la generosidad?
3 – ¿Si un analista externo mirara solo el negocio, sin saber que es familiar, diría que es una buena empresa? Si la respuesta no es un “sí” sólido, hay trabajo pendiente en el “motor empresa”.
La empresa familiar no se define en el registro mercantil; se define, todos los días, en el esfuerzo que hacemos para que la empresa siga adelante y en el esfuerzo que hacemos para que los miembros de la familia se esfuercen en amarse como familia, en servir a la familia y en ser generosos los unos con los otros.
En la primera entrega de esta serie, abordamos las características que definen una empresa familiar. En mi próximo artículo, exploraremos cómo construir una cultura familiar fundada en el amor y el servicio.
Imagen en la home: Andreea Avramescu · Unsplash
