En una época marcada por las tensiones comerciales, las tecnologías disruptivas y los cambios geopolíticos, la capacidad de adaptarse rápidamente puede ser una ventaja decisiva. Mientras las empresas se enfrentan a condiciones cambiantes, hay un enfoque que merece especial atención: la opcionalidad.
Popularizada por Nassim Nicholas Taleb, ex operador de Wall Street, académico, y autor de obras como “El cisne negro” y “Antifrágil”, la opcionalidad implica mantener abiertos varios caminos viables para poder pivotar con rapidez cuando llega el cambio.
¿Por qué funciona?
La opcionalidad funciona porque el mundo rara vez sigue un plan ordenado y lineal. La opcionalidad acepta que las previsiones pueden ser erróneas, por lo que se protege de la incertidumbre diversificando los esfuerzos.
No se trata de inacción, sino de tomar medidas deliberadas para proteger las desventajas, sin dejar de estar abiertos a nuevas oportunidades.
Las organizaciones aprovechan la opcionalidad en función de sus retos y contextos específicos:
- Las empresas invierten en proyectos paralelos, cada uno de los cuales conlleva un riesgo limitado, pero ofrece potencialmente grandes recompensas.
- Las empresas de capital riesgo apuestan por una cartera de startups en lugar de arriesgar todo a una sola.
- Los gigantes tecnológicos gestionan laboratorios independientes para investigar campos emergentes como la inteligencia artificial o la biotecnología.
- Los fabricantes de automóviles desarrollan varios tipos de combustible a la vez, listos para escalar cualquiera que sea la tecnología que gane tracción.
En el ámbito público, muchos gobiernos distribuyeron sus pedidos de la vacuna COVID-19 entre varios fabricantes para diversificar el riesgo en caso de que uno de ellos sufriera retrasos o problemas de eficacia.
Como ilustran estos ejemplos, la opcionalidad ayuda a las organizaciones a aprovechar oportunidades inesperadas, evitando el fracaso en caso de que uno de sus planteamientos se quede corto.
Como tal, puede ayudar a las empresas a mantener su resiliencia en un mundo en el que predecir el futuro no suele ser una tarea sencilla.
La opcionalidad en la empresa familiar
Las empresas familiares no solo deben enfrentarse a la incertidumbre empresarial derivada de las fluctuaciones económicas, los cambios regulatorios o la evolución de las preferencias de los consumidores, sino también desafíos propios de su naturaleza familiar.
Entre estos desafíos se encuentran las sucesiones generacionales y las complejas relaciones interpersonales que evolucionan con el tiempo, como los objetivos divergentes entre hermanos, los intereses fluctuantes de las nuevas generaciones o incluso las tensiones personales de largo plazo que pueden socavar el proceso de toma de decisiones.
La opcionalidad puede ser una herramienta poderosa en este contexto, pero requiere un cuidadoso equilibrio.
Muchas empresas familiares son, por naturaleza, más reacias al riesgo que las no familiares. Aunque esta tendencia puede preservar la estabilidad y proteger contra decisiones imprudentes, también puede llevar a perder oportunidades cuando los mercados cambian o surgen nuevas tendencias.
Una forma de abordar esta tensión es destinar una parte modesta de los recursos a nuevas líneas de productos o a asociaciones innovadoras. De esta manera, el negocio principal se mantiene protegido, pero la empresa sigue abierta a explorar nuevas ideas. Si un nuevo proyecto fracasa, la pérdida es menor; si tiene éxito, la empresa puede escalarlo.
A la hora de definir las funciones de dirección y gestión entre los miembros de la familia, la opcionalidad necesita límites. Puede resultar tentador dejar abiertas las opciones, pero la falta de claridad puede minar la confianza y la motivación.
En este sentido, los plazos claros sobre las transiciones de liderazgo, los criterios de desempeño y dónde recae la responsabilidad última son clave.
No obstante, estoy convencido de las ventajas de permitir cierto margen de opcionalidad, como dejar que hermanos o primos prueben diferentes funciones antes de establecer un plan de sucesión formal. En este contexto, alcanzar el equilibrio adecuado entre flexibilidad y claridad podría implicar:
- Establecer criterios transparentes de selección y rendimiento para las funciones de liderazgo.
- Definir un calendario razonable para las fases de transición.
- Comunicar abiertamente el proceso para que a nadie le pille desprevenido.
Encontrar el equilibrio adecuado
La opcionalidad funciona mejor cuando se aprovecha estratégicamente. En el ámbito empresarial, alienta a probar nuevas ideas sin arriesgar la empresa. En el ámbito familiar, un cierto grado de apertura a diferentes caminos futuros puede ser útil, pero nunca debe desdibujar líneas cruciales de responsabilidad.
En última instancia, el objetivo es crear una empresa familiar que esté preparada para lo que le depare el futuro: lo suficientemente resiliente para proteger su legado, pero lo bastante flexible para convertir las sorpresas en oportunidades.
Imagen en la home: Markus Winkler · Unsplash