El nuevo curso empieza con muchas incógnitas, que levantan una gran preocupación acerca del futuro de nuestra economía, del euro y de la Eurozona. Y cuando la preocupación nubla la perspectiva, lo mejor que uno puede hacer es cambiar el punto de vista, ampliar el foco y procurar de ver más allá del día a día.
Esto es una de las características intrínsecas de las empresas familiares; mirar a largo plazo, emprender con coraje y ejercer con paciencia. Es un camino natural que se sigue con atención, para poder adaptarse al ritmo de los cambios y estar en el lugar y momento adecuado, cuando la acción sea necesaria.
Encontrar las oportunidades en tiempos de escasez es muy difícil. Por esto, muchas de las empresas están operando bajo los mínimos necesarios para aguantar el temporal que se nos ha venido encima. Y para salir del temporal hay que tener confianza en uno mismo, en los recursos y las ventajas competitivas que uno tiene en comparación con las empresas competidoras.
El auge de las economías emergentes está generando una cada vez mayor internacionalización de sus empresas familiares. Éstas, están ganando en tamaño y buscan otros mercados donde invertir y competir.
Un caso interesante es de las empresas familiares indias. Según la revista The Economic Times of India, en la última década más de 250 empresas familiares indias ha realizado adquisiciones y fusiones con empresas europeas. Los motivos para hacerlo pivotan básicamente sobre dos pilares básicos: el deseo de acceder a los nuevos mercados y conseguir nuevas tecnologías, pero también, en las afinidades personales de los propietarios en cuyos ojos Europa sigue despertando excelencia, reputación, experiencia y prestigio.
Las joint venture y otro tipo de alianzas son sin duda una buena alternativa para paliar los efectos de la escasez de liquidez a la que estamos sometidos (que según parece va para largo). En este tipo de operaciones las empresas familiares tienen una gran ventaja. Es la capacidad de negociar directamente con la propiedad, algo que en las empresas de propiedad no familiar, suele requerir procesos mucho mas formales y normalmente mas lentos.
Otra de las ventajas es la propia cultura familiar de la empresa. Es una forma de hacer y pensar, bastante parecida en todas las latitudes. En las empresas familiares el tiempo y el éxito se miden de forma distinta, y básicamente, porque la principal unidad de tiempo es una generación.
Por esto, es mucho más fácil que un empresario familiar indio, interesado en un mercado concreto, se interesase en una empresa con experiencia, contactos y know how, detrás de la cual está la garantía de una familia propietaria. Es muy probable que el acuerdo se haga con un simple apretón de manos entre dos fundadores o líderes familiares, dejando los detalles en manos de los abogados el ponerlo en negro sobre blanco.
En el mapa de un mundo, tan globalizado como el nuestro, las oportunidades pueden estar en los lugares más remotos e inesperados. Pero, para aprovecharlas hay que estar alerta, despierto y pensar “out of the box”.