Leyendo Expansión la víspera de Reyes encuentro en la contraportada una interesante entrevista con una de las copropietarias y a la vez directiva de una empresa familiar con mas de ochenta años de antigüedad que ha sabido transmitir la pasión por un tipo de empresa de generación en generación.
En la entrevista se tratan diversos temas, todos interesantes, pero a mí me llamó la atención la referencia a las valores. Se habla de la humildad, orgullo de pertenencia y honradez.
Añadiría yo que toda la entrevista rezuma otro valor: la cultura del esfuerzo del que tan faltos andamos en algunos segmentos de nuestras nuevas generaciones.
No es su culpa.
Quizás unos padres demasiado preocupados en darles lo que ellos no tuvieron han puesto demasiado énfasis en lo material y han descuidado o delegado en otros lo esencial. Lamentablemente hay cosas que son indelegables y así nos va.
Volviendo a la entrevista, en la misma su protagonista dice textualmente: «tienes que haberle cogido cariño desde pequeño». En este caso se refiere al negocio familiar.
Nihil volitum nisi praecognitum, no se puede amar lo que no se ha conocido. Y en esto consiste el juego: En las empresas familiares desde pequeño hay que enseñar con el ejemplo el gusto por tener la empresa familiar. Trabajar en ella o no dependerá de las posibilidades de la empresa y de las capacidades de cada uno, pero lo que uno va a heredar tiene que haber aprendido a amarlo desde que empezó a tener uso de razón, después puede ser demasiado tarde.
Sin embargo la referencia a lo que hay que internalizar desde pequeño es igualmente válida para lo inmaterial. No hace falta hablar de heredar una empresa familiar para tener unos valores que nos hagan mejores como personas y que contribuyan a una mejor convivencia y gusto por el progreso colectivo en la sociedad.
Querido Josep…cuanta razón tienes. El otro día ponía Marcos de Quinto un twitter que me encantó y decía algo así como «Lo que de verdad importa es construir un país en el que llegar a tener principios y valores no suponga una desventaja competitiva para nadie». Ese es parte del problema y por eso cada vez es más difícil educar nuevas generaciones. La sociedad actual no ayuda. No hay más que ver lo que ocurre con nuestros mandatarios…les pilan una tras otra y luego los ciudadanos les votan. Y claro, eso quieras o no, marca el ritmo social. Enhorabuena Josep
Estimado profesor,
Como de costumbre, golpea usted en el clavo.
Desgraciadamente nos hemos convertido y hemos convertido a nuestros hijos en personas con valores mediocres y sin ánimo de superación personal o colectiva. Siempre hay, claro está, magníficas excepciones que confirman esta regla.
Un cordial saludo
Edurne