Cuando llega el momento de suceder al fundador que en pocos años ha levantado una gran empresa partiendo de la nada es comprensible que el elegido dude acerca de si tiene el mismo carisma, ímpetu o espíritu emprendedor que su padre o su madre . Pero no compensa que pierda ni un minuto dándole vueltas: si tiene esos dones, ya habrá ocasión de que afloren.
La buena noticia es que, al menos en un primer momento, no los va a necesitar. En la mayoría de las empresas que devienen familiares, la primera tarea de quien sucede al fundador es reordenar y consolidar el negocio , lo que requiere unas habilidades distintas que las exigidas en la fase inicial.
No habrá especiales problemas si en su día se pudo aplicar un plan de sucesión bien diseñado. Un plan eficaz para los sucesores debe servir para inculcarles las capacidades que necesitarán para dirigir la compañía y permitir que desarrollen su propia personalidad a medida que vayan asumiendo nuevas responsabilidades.
Las dudas sobre la idoneidad profesional que siente el elegido como sucesor pueden no referirse a su capacidad personal, sino al estado de salud de la empresa. Habrá ocasiones en que el candidato percibe que la compañía está en declive y no se atisban soluciones a medio plazo. Eso es algo que el fundador difícilmente reconocerá, porque incluso está convencido de que si ha superado obstáculos mayores también vencerá el actual.
Con frecuencia el declive empresarial no se presenta de repente, sino que es un proceso gradual. No se renueva la base de clientes, la empresa lleva tiempo sin sacar al mercado un producto con auténtico atractivo, los competidores están lanzando bienes similares con más prestaciones o más baratos, la rentabilidad de algunos productos es negativa, decaen las ventas o los márgenes, no solo no se reparte dividendo sino que se necesitan nuevas aportaciones de capital…
Si el llamado a ser el sucesor es consciente de lo que ocurre y considera que la empresa carece de personas con talento y de recursos financieros para enderezar la situación, ¿le compensa asumir la máxima responsabilidad y con ella el riesgo de ser quien presida el entierro de la empresa familiar? ¿No será mejor renunciar a una herencia con cargas tan gravosas?
>> Serie de posts dedicada a la sucesión desde el punto de vista del sucesor:
Es una gran responsabilidad tomar ese cargo, pero el fundador también deve preparar bien a su sucesor si es que quiere que quede todo en familia, o contratar a alguien fuera de ella