La frase del título no es mía, es de James C. Collins y Jerry I. Porras y aparece en el libro Empresas que perduran (Paidós). En esa obra, los autores desmienten 12 falsas creencias en torno a las empresas exitosas que estoy desgranando desde hace algunas semanas en este blog.
Como expliqué en el primer post de esta serie, todos estos mitos son aplicables a la empresa familiar y conocerlos nos permite mejorar la gestión de este tipo de compañías y proyectarlas hacia el futuro.
Aunque el libro de Collins y Porras no se centra en las empresas familiares, algunos de los ejemplos que se citan son de empresas de propiedad familiar. No es de extrañar, pues si por algo destacan las empresas familiares es precisamente por su longevidad, como demuestra el libro Empresa Familiar: Ni tan pequeña, ni tan joven, que también desmonta clichés, concretamente sobre la edad y el tamaño de la empresa familiar española.
Volviendo al libro de Collins y Porras, en él se recoge una cita de J. Willard Marriott, hijo del fundador de la conocida cadena hotelera: “La gente le decía a mí padre: ‘¡Ah, qué bien lo ha hecho! Ahora ya puede descansar’. Y él contestaba: ‘oh, no. Tengo que seguir adelante y hacerlo mejor’”. Así lo explicaba en un artículo de la revista Business Month publicado en 1987.
Las empresas exitosas y longevas buscan la auto mejora constante. Se preguntan continuamente: ¿cómo podemos seguir mejorando en lo que hacemos? En Catalana Occidente, por ejemplo, se definen como “autoexigentes” y “autocríticos”. “Si crees que eres el mejor nunca lo serás”, explicó el CEO de la empresa, Hugo Serra, en la Family Business Conference del IESE en su edición de 2018.
Lejos del falso mito que asegura que las compañías de mayor éxito se concentran principalmente en superar a la competencia, como explican Collins y Porras, las empresas que perduran buscan la mejora continua por afán de auto superación, con el deseo de perdurar en el tiempo y con la vista puesta en el futuro.
En el caso de las empresas familiares, este espíritu va ligado al peso del legado. Lo expresa muy bien Ramon Roqueta en esta entrevista: “entendemos que este negocio no nos pertenece, es algo que recibimos de nuestros padres para trasladarlo a nuestros hijos”. Es el director general del Grupo Roqueta, empresa vitivinícola con más de 800 años de historia.
Para preservar el negocio de cara a las siguientes generaciones, y no solo mantenerlo sino hacerlo crecer, es indispensable hacer un autodiagnóstico que permite identificar áreas de mejora. Collins y Porras sugieren algunas preguntas que toda empresa debería plantearse regularmente:
- ¿Ha efectuado tu empresa un cambio de perspectiva en los últimos años?
- ¿Tiene una ideología central claramente definida, con valores centrales y un propósito que vayan más allá de hacer dinero?
- ¿Tiene un impulso para el progreso, una urgencia casi primordial de cambiar y de avanzar en todo lo que no sea parte de la ideología central?
- ¿Se transmite a los empleados la ideología central y el deseo de progreso continuo?
- ¿Cómo podemos seguir haciéndolo mejor cada día?
Y en tu empresa familiar, ¿tenéis respuestas para todas estas cuestiones?