¿Cuál es el secreto de la pervivencia de la empresa familiar? Sin duda, la unidad de la familia propietaria es clave. «Mi padre gobernaba en solitario y poco antes de morir nos reveló el secreto de la continuidad: ‘Permaneced unidos'», explica Mariano Puig en este artículo de IESE Insight.
Mariano asumió en los años 1950 junto a su hermano Antonio, la dirección ejecutiva de la empresa de perfumería que su padre, Antonio Puig, había fundado en 1914. Lo hizo tras licenciarse en Ingeniería Química y viajar por Europa para conocer la industria europea de la cosmética.
También sus otros dos hermanos se incorporaron al negocio. Y, siguiendo el consejo de su padre, la segunda generación funcionó por consenso. «Aunque no siempre estuvimos de acuerdo, aprendimos a hacerlo», asegura Mariano.
La llegada de la tercera generación, formada por 16 personas, «añadió una gran complejidad». Y fue el momento de organizar la familia y la empresa, a través de varios órganos de gobierno familiar. Así, se creó la asamblea general de accionistas, formada por accionistas «miembros familiares consanguíneos, trabajen o no en la empresa». Se trata de un «foro de formación para los accionistas» donde se «han homogeneizado sus conocimientos sobre las compañías de la familia».
También crearon el consejo de familia, desde el que se canalizan los valores fundacionales de Puig al resto de la compañía, y desde donde se impulsó el diseño del protocolo de familia. La propiedad se estructura en un holding de cabecera con un consejo asesor integrado por consejeros familiares y no familiares.
Desde estos órganos de gobierno «se han tomado decisiones pensando en las próximas generaciones y no solo en los resultados que hay que darle a la prensa el próximo trimestre», explica Mariano Puig. Esta estructura de gobierno les ha permitido mantener viva la visión a largo plazo de la empresa, que en 2014 cumplió 100 años, gracias al compromiso y la estabilidad de la propiedad.
Y es que la unidad familiar es clave para la supervivencia de la empresa familiar, como les dijo Antonio Puig a sus hijos. Mariano Puig siempre explica que aprendió mucho de su padre, que en la mesa del comedor de casa les hablaba “de sus problemas, de sus éxitos, de sus fracasos en Puig… y hacía crecer en nosotros la voluntad de ser algún día empresarios».
Su padre también les enseñó «que en la vida hay cinco etapas: la primera, aprender a hacer; la segunda, hacer; la tercera, enseñar a hacer; la cuarta, hacer hacer, y la quinta, dejar hacer». Lo explicó hace algunos años en una conferencia que impartió en el IESE y lo recordó al recibir el Premio Reino de España a la Trayectoria Empresarial el pasado mes de febrero, cuya entrega tuvo lugar en el IESE, a sugerencia del galardonado. Mariano Puig mantiene una estrecha relación con el IESE desde que en 1964 cursó el Programa de Dirección General.
Asegura que de su paso por el IESE aprendió a ser más reflexivo y a tener mayor «apertura mental para tomar decisiones importantes», una forma de pensar que le ha acompañado a lo largo de su trayectoria profesional.
Actualmente, Puig está en manos de la tercera generación. Marc Puig, hijo de Mariano, es el Presidente y CEO de la empresa desde 2007. A sus 92 años, Mariano disfruta “dejando hacer”, como le enseñó su padre. ¡Qué importante es el ejemplo de las anteriores generaciones en la empresa familiar!