Ayer celebramos el Día de la Madre en España, el primer domingo de mayo. La fecha varía según el país, pero el objetivo de esta festividad es común: rendir homenaje a las madres. Las madres son pilares fundamentales en la familia empresaria, como explicaba ahora hace un año en este blog.
El rol de las mujeres en la empresa familiar ha ido evolucionando con el tiempo. Durante muchos años tuvieron un papel invisible y poco reconocido formalmente ligado a la familia propietaria, pero hoy su participación es cada vez más activa en la empresa familiar. “Su rol vital está empezando a reconocerse y a pasar a un merecido primer plano”, como explicaba la investigadora Lucía Ceja en este artículo de In Family Business.
Como madres, las mujeres contribuyen a transmitir los valores en el seno familiar. Por supuesto, los padres también tienen un papel esencial en la transmisión de valores. Ambos progenitores inculcan a sus hijos una serie de principios a través de su comportamiento y de sus acciones, e influyen en su manera de entender el mundo.
Valores como el trabajo, el esfuerzo, el afán de superación, se aprenden en la familia desde la infancia. Por eso las madres también tienen un papel clave en la educación de las siguientes generaciones, que pueden ser los futuros líderes de la empresa familiar.
Además, las mujeres son líderes emocionales por naturaleza. No es casualidad que Ivan Lansberg las considere como las principales “guardianas de las emociones”. En muchas familias, las madres son quienes lideran las relaciones familiares y marcan las pautas relacionales entre los miembros de la familia, seguramente por su carácter conciliador y por conocer en profundidad las capacidades de cada uno.
Por supuesto, muchas mujeres participan también activamente en la empresa familiar, ya sea a nivel de gestión, de gobierno, de propiedad, o en varias de estas esferas al mismo tiempo. Afortunadamente cada vez es mayor el número de mujeres que ocupan puestos de relevancia en las empresas.
Como vemos, las contribuciones de las mujeres y de las madres son numerosas tanto en la familia empresaria como en la empresa familiar, a distintos niveles, y todas estas aportaciones resultan críticas para la continuidad de los negocios.
Hablando del papel de las mujeres en la empresa familiar, me viene a la cabeza un artículo que leí hace algún tiempo en Expansión, en el que se explica la historia de Papelería Salazar, un negocio centenario que siempre ha estado en manos de mujeres. Fundada en 1905 por Elena Quintina Martín, esta tienda madrileña nació como un estanco y fue ampliando la gama de productos hasta convertirse en una papelería en 1929.
De Elena pasó a manos de su nuera, que sacó adelante el negocio en años de posguerra con la ayuda de su madre, su tía, su hermana y sus dos hijas. Fue precisamente una de sus hijas, Elena Salazar, quien tomó el relevo generacional. Junto con su marido, amplió la tienda comprando el local contiguo. El matrimonio tuvo un hijo y dos hijas, y fueron ellas quienes se incorporaron a la empresa familiar tras finalizar los estudios de comercio. Hoy Elena y Ana Martínez, miembros de la cuarta generación, están al frente de este negocio con 105 años de historia que siempre ha estado liderado por mujeres. Este caso es un buen ejemplo para homenajear el papel de las mujeres y de las madres en la empresa familiar.
Como comentas Josep, los tiempos ya cambiaron, muchas madres ya no pueden ser amas de casa como solían serlo, los tiempos de abundancia se han ido acabando poco a poco y ahora hay que aportar más.
En mi caso no trabajo directamente en una empresa pero aporto con negocios digitales, mi única tarea ya no es cuidar a los niños, ahora vendo cristalería online entre otras cosas.
Por suerte cada vez más mujeres están siendo tenidas en cuenta en puestos de relevancia y eso demuestra que la sociedad está cambiando para bien.
Dentro de poco esto no será un tema de conversación y entonces se habrá logrado.