La filantropía ayuda a “mantener la unidad familiar y a transmitir los valores”, explica Ramon Roqueta en esta entrevista. El director general de las bodegas Roqueta Origen considera que, en su familia, los proyectos filantrópicos les han servido para “mantenernos unidos fuera del ámbito de la empresa y de los ámbitos más económicos”. Y sin duda la unidad de la familia propietaria es esencial para la pervivencia de la empresa familiar. Si las generaciones más jóvenes no tienen el compromiso y la unidad suficientes, estará en peligro la continuidad del negocio.
La filantropía es una excelente vía de integración para las siguientes generaciones de la familia, que pueden participar en estas iniciativas y vincularse así al proyecto empresarial sin necesidad de trabajar directamente en la empresa. Esto les permite, además, poner en práctica los valores familiares. “La transmisión de valores se ha de hacer de forma natural y coherente”, añade Ramon Roqueta. En su familia han logrado mantenerlos vivos durante más de 800 años, así que saben de lo que hablan.
Las empresas familiares practican la filantropía de manera natural. No es la primera vez que explicamos en este blog que los fines de este tipo de empresas van más allá de lo económico, aunque por supuesto también busquen ser rentables. Al margen de los beneficios, en las empresas familiares siempre ha habido espacio para la filantropía y el altruismo.
Normalmente, al principio, los proyectos filantrópicos de las familias empresarias suelen centrarse en las pasiones del fundador, como muestra una investigación que llevamos a cabo en la Cátedra de Empresa Familiar del IESE. Luego, las labores filantrópicas van evolucionando al mismo tiempo que lo hace la familia.
El fundador o fundadora suele interesarse por la filantropía para devolver a la sociedad parte de lo que esta le ha dado. Más tarde, son los hijos los quienes toman las riendas de la acción social. A partir de la tercera generación, cuando la familia ya cuenta con cierta trayectoria en labores filantrópicas, es habitual que se vehicule la acción social a través de una fundación en la que trabajen también profesionales externos.
Aunque la filantropía no persigue el retorno económico, las familias empresarias que realizan acciones filantrópicas obtienen numerosos beneficios: cohesión, unidad, compromiso, bienestar, armonía… Y, lo más importante, la actividad filantrópica permite a la familia propietaria mantener vivo el legado de generación en generación. ¿Qué más se puede pedir?