La voz de los empresarios

Ayer tuve una amena reunión con un grupo de empresarios, antiguos alumnos de un programa del IESE, el PADE de 2007, que se reúnen con frecuencia para mantener la amistad e intercambiar experiencias. Aprendí mucho de ellos, como siempre me ocurre. He aquí algunas de las ideas que salieron en esa reunión:

  • En un ambiente de crisis profunda y gran desánimo, nuestra tabla de salvación son las reformas. Pero tienen miedo de que lleguen tarde (sobre esto acabo de escribir en el post anterior).
  • ¿Están mentalizadas las nuevas generaciones sobre el esfuerzo que todos hemos de hacer?
  • Hay un buen porcentaje de empresas optimistas. Son las que hicieron los deberes a su tiempo, han mantenido sus ventas (sobre todo por la exportación), no dependen (demasiado) del crédito bancario y tienen proyectos. Ellas son los que nos sacarán del agujero.
  • La importancia de explicar dónde estamos, por qué estamos aquí y que hay que hacer para cambiar esto.
  • Casi el 50% de los jóvenes en el paro. ¿Qué va a ser de ellos? Alguno de los presentes recordó una idea de Enrique Fuentes Quintana (cuando el paro estaba muy lejos de los 5 millones): el mercado de trabajo es una torre de «castellers» (esas torres humanas que se levantan los días de fiesta en algunos lugares de Cataluña). La torre sigue ahí, pero cada vez hay más gente alrededor de ella y menos subidos en ella.
  • Hablamos mucho de la reforma laboral, pero hay otras reformas no menos urgentes. La que más salió fue la de las administraciones públicas, pero también justicia, educación,… La reforma de la formación profesional ocupó un lugar importante en la discusión -pero con muy poca confianza en la capacidad de la Administración para hacerle frente.
  • Vamos hacia un cambio de modelo. No supieron explicar en qué consiste ese cambio, pero había un consenso generalizado (yo diría, una esperanza genralizada: todo menos quedarnos donde estamos).
  • Hemos perdido la confianza en nuestro sistema financiero –y nuestros bancos se han ganado a pulso esta desconfianza.

One thought on “La voz de los empresarios

  1. Las nuevas generaciones, por supuesto que sabemos lo que nuestros predecesores nos han dejado y lo que nos toca por arreglar, todos sus pufos a base de mucho esfuerzo y cambio de menos y más sufrimiento. Lo curioso del caso es que las cúpulas directivas de bancos, cajas, empresas y constructoras, políticos… que por acción u omisión se han aprovechado del “momentum” tienen los bolsillos llenos, siguen cobrando fortunas y nadie les puede pedir que devuelvan un céntimo…. lo de cobrar mucho es bueno, si si, siempre y cuando se les pudiera exigir responsabilidades penales por las consecuencias de sus malas decisiones, en muchos casos malas para sus empresas y buenas para sus bolsillos y los bonuses por objetivos a corto, por ejemplo arruinado un banco, una caja o una empresa se jubilan con billetes que salen por las orejas,¿ dónde está la justicia?. Por no pagar una multa me pueden embargar la cuenta,¿ por arruinar una caja me la embargan también?
    Nos han dejado un mar si orillas de miseria y destrucción de riqueza, los números no mienten las personas sí. Gracias a ellos tenemos una situación financiera inmejorable, es cierto, una moneda que nos ha servido para ir de ricos por la vida…. y dejar familias enteras por la calle. Según la OCU, gracias a los 10 años de euro en Esapaña la alimentación básica es un 48% más cara, una barra de pan es un 85% más cara, la vivienda un 66%, el transporte en general público-privado un 45% y 68% más caro. El salario medio ha subido un 13.7% mientras que el IPC un 22.7%, por no decir las constantes subidas de impuestos que sirven para pagar las juergas y tapar los pufos y pufos de la casta política…. ¿Menudo esfuerzo habrá que hacer no? Muchos jóvenes estamos dispuestos a esforzarnos, a levantar el país, conscientes que seremos más pobres que nuestros predecesores, ahora bien, nos esforzaremos siempre que no haya un miligramo de compasión y que la justicia actúe con todo el peso para los que nos han hundido en el cráter, sólo entonces se puede pedir esfuerzo, antes, me disculparán, es tener la cara más dura que el cemento.

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