Para entender la Responsabilidad Social de la Empresa

Antonio Vives me dedicó una entrada en su blog (aquí), titulada «Para entender la RSE: La empresa es un mercado imperfecto». Debo agradecerle sus comentarios, y especialmente la «corrección» que amablemente hace a la serie de entras en este blog, «Sobre una posible crisis de la Responsabilidad Social de la Empresa». Yo dije que la RS se debe vender sola, es decir, sin argumentos relativos al beneficio, a la reputación y a otras razones. Y Antonio replica que quizás «debería» venderse sola, pero como hay mucha gente que no la entiende y, por tanto, que no «compraría» la idea de poner en práctica la RS, habrá que utilizar argumentos de todo tipo.

Estoy de acuerdo, porque yo mismo lo he hecho algunas veces. Cada vez menos, lo reconozco, porque sospecho que la gente se queda con la idea de que la RS es rentable, o que permite ganar legitimidad, o que lava los errores pasados… y no entienden que hay que ser responsable porque esa es la «única» manera de ser un buen directivo, y de hacer de su empresa una «buena» empresa. Pero, de acuerdo, todos los argumentos de venta son buenos. Aristóteles decía que la ley servía para aprender ética, porque a fuerza de cumplir la ley por miedo al castigo, uno aprende a hacer las cosas de esa manera, y acaba aceptando que esa es la buena manera de hacer las cosas.

Pero sugiero que, en el «catálogo de argumentos» para vender la RS, nunca omitamos lo de ser un buen directivo y una buena empresa, porque, si no lo hacemos, pueden estar utilizando mal la RS. Si entra en una ferretería un cliente pidiendo unas tenazas «porque necesita un instrumento contundente para clavar un clavo», me parece que hay que ofrecerle un martillo, al menos para que sepa que las tenazas, que también clavan clavos, son buenas para otras cosas.

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3 thoughts on “Para entender la Responsabilidad Social de la Empresa

  1. Cuando participe del proceso ISO 26000 por el sector sindical de Argentina, acompañado por el desinterés orgánico y la apatía dirigencial, sin perjuicio de percibir la dificultad de implementación de nuevas concepciones, no deseche de mi visión, la concepción de “relación humana” que existe en la empresa y consecuentemente la necesidad de compromiso “cuatripartito” (empresa, trabajadores sindicalizados, Estado y organizaciones de la sociedad), para su consumación.
    En una reciente investigación personalizada, a varios años de su ejercitación, la confesión de desconfianza mutua de directivos empresarios del área RSE, y dirigentes sindicales, sumado a la ignorancia de políticos e interés laboral escondido en ONG´s, han contribuido a reafirmar mi concepto que, costará “vender” la necesidad de cambio de actitud social, si no se desecha desde el vamos el egoísmo personal y la confrontación de sectores, aceptándose la necesidad de complementación y se asume la autentica perspectiva que solo un futuro de trasparencia de objetivos, participación abierta y distribución equitativa de la riqueza “por todos” generada, son las herramientas a utilizar indispensablemente.

  2. A pesar que la RS podr’ia resolver muchas de las imperfecciones del mercado, es mejor no confiar en ella como elemento de soluci’on, porque su aplicaci’on siempre ser’a err’atica, porque la bondad, la generosidad, la eficiencia, son atributos voluntarios de las personas.
    Es mejor asumir que la RS no existe, y trabajar con ese supuesto, regulando todo para que la empresa funcione socialmente sin ese ingrediente.
    Las empresas deben buscar mezquinamente la ganancia. Esa es su fuerza. Esa es su virtud. Por eso es que sale adelante. Arrasar’a con todo lo que se pueda. Buscar’a la ganancia hasta donde la ley se lo permita. Y as’i ser’a capaz de vencer todas las ineficiencias sociales.
    Es menester fiscalizar bien a la empresa, para que no se desborde y abuse de la sociedad. Ah’i reside el triunfo del modelo. Una emnpresa pujante por eficiencia y ganancias y un Estado guardi’an de la equidad y el «fair play».
    El resto es gestionar con dulzura, que en los negocios es irreal.
    Walter Casquino

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