Siguiendo con la serie de posts que suscitaban las 6 W que le tomamos prestadas al insigne Kipling, hoy corresponde hablar de CUANDO.
Excepto en los casos en que la cosa viene obligada por ley, es difícil hallar el momento de constituir un consejo de administración porque esto, desengañémonos, significa compartir el poder lo cual, aunque es muy sano, cuesta.
Una realidad innegable que acontece por el mero devenir del tiempo es que la propiedad se diluye más entre la familia, y, la proporción entre los gestores no miembros de la familia y gestores familiares aumenta. Como resultado, ya no está tan clara la identidad entre familia y empresa. Ahora, hay muchos más externos con quien discutir los asuntos de la empresa.
El crecimiento en sí, también genera tensiones dentro de la familia, porque los intereses de cada uno de sus miembros tienden a divergir, especialmente en el caso de los familiares gestores y el resto. Los primeros, suelen estar principalmente preocupados por invertir y crecer; los no gestores suelen preocuparse más por el dividendo y las plusvalías de las acciones.
Los familiares gestores pueden creer que están manteniendo al resto de sus familiares en un estado de autocomplacencia donde son ellos los que están trabajando y asumiendo responsabilidades, mientras sus parientes se benefician de los resultados, y, además, pueden criticar libremente sus actuaciones.
De igual modo, los restantes miembros de la familia, que son dueños pero no gestores, pueden considerar, por su parte, que sus intereses como accionistas están siendo subordinados a los intereses de aquellos que gestionan las empresas, familiares incluidos. La ecuación propietario/gestor se transforma y se hace más compleja, y, nuevamente se requieren sistemas más formales para gestionar las expectativas de las nuevas generaciones de una familia, cada vez más extensa, y el mayor número de gestores que no son de la familia.
Llegado cierto estadio, el resultado de la ecuación sería, parafraseando a Jose Mª Navarro Rubio: Es nuestra empresa, pero ya no es, “entre nous”.
Es CUANDO hay que tener un buen consejo de administración.