En la empresa familiar, la interrelación entre el sistema familiar y el sistema empresarial suele ser el principal foco de tensiones, y puede provocar conflictos muy diversos relacionados con el poder, el estatus, el dinero y el trabajo, dependiendo de las expectativas que tenga cada miembro de la familia en relación a estas cuatro dimensiones.
En primer lugar, ¿qué entendemos por poder? Desafortunadamente la acepción más entendida del poder es la de someter a los demás a la propia voluntad, pero también significa ser capaz de hacer las cosas. Si nos centramos en este último enfoque y lo que nos interesa es poder hacer las cosas, conviene saber qué cosas debemos hacer por el bien de la empresa y quién puede hacerlas mejor. Teniendo esto claro evitaremos muchos conflictos.
Por otra parte, es importante tratar de entender los rasgos de personalidad de cada persona y sus necesidades. Por ejemplo, hay personas que necesitan que se les reconozca su estatus, mientras que para otras la posición que ocupan dentro del grupo no es algo relevante. Saber esto nos permitirá reconocer el estatus de aquellas que lo necesitan, evitando así otro foco de posibles tensiones en la empresa familiar.
Sobre el dinero poco hay que decir que no se sepa ya: es la causa de conflicto por excelencia. Separar los aspectos conceptuales de los aspectos operativos ayudará. Entender que el dinero es un medio y nunca un fin en sí mismo facilitará mucho las cosas, como también lo hará el definir muy bien todo lo relacionado con los aspectos operativos, como son una adecuada política de dividendos y el disponer de sistemas profesionales de retribución del trabajo acorde con el mercado. Tratar de objetivar estos aspectos, dejando a un lado las emociones, será de gran ayuda, como ya vimos en el primer post.
Establecer normas claras también evitará que se creen falsas expectativas, como que alguien crea que por ser miembro de la familia propietaria puede trabajar en la empresa familiar sin necesidad de tener formación alguna y que la relación de sangre ya es razón suficiente para recibir un sueldo generoso cada mes. Y esto me lleva a la última dimensión, el trabajo. Definir qué cualidades y cualificaciones son necesarias para desempeñar cada función dentro del negocio clarificará las cosas y evitará malentendidos entre los familiares.
En la empresa familiar, el conflicto es fruto de la conjunción de los fines y de los anhelos de los miembros de la familia empresaria o del grupo familiar. Cada miembro de la familia, dentro de sus expectativas y formas de comprender y valorar las situaciones, genera interpretaciones propias que pueden chocar con las de los otros familiares.
Tener en cuenta lo que hemos comentado en relación a poder, estatus, dinero y trabajo no evitará el conflicto, que es algo inherente al ser humano, pero sin duda minimizará las situaciones potencialmente conflictivas en la empresa familiar.