En la primera etapa, cuando el fundador y propietario todavía está al frente del negocio, la sucesión se perfila como uno de los grandes retos: ¿desea que sus hijos dirijan la empresa?, ¿cómo se puede transmitir la dirección de la empresa a los hijos?, ¿cómo contagiar la pasión del fundador a los vástagos?
El bienestar y la seguridad económica propios y del cónyuge del emprendedor es otro tema importante en este momento. Resulta esencial tener en cuenta las necesidades de la pareja, pues poner en marcha el negocio no solo es un desafío para el emprendedor, sino que pone a prueba a toda la familia. En esta misma línea, también hay que planificar la transmisión del patrimonio a la siguiente generación, para no dejar ningún cabo suelto que pueda convertirse en un foco de tensiones para los hermanos cuando hereden la empresa.
Una vez que los hijos toman las riendas de la empresa, trabajar en equipo y en armonía es el principal desafío. Los primeros años en que los miembros de la segunda generación dirigen el negocio no resulta fácil mantener la propiedad en manos de la familia: cuando los hermanos son socios, es habitual que aparezcan las primeras desavenencias provocadas por formas distintas de ver el negocio. Quizá un hermano quiera seguir con la empresa y otros prefieran vender; puede que todos se vean al mando del negocio, o que no se pongan de acuerdo en el tipo de empresa familiar que desean ser. Y estas tensiones se acentúan cuando se incorpora la tercera generación.
Hemos de pensar que, llegado este momento, habrá múltiples miembros de la familia que son accionistas de la empresa. Es decir, varias ramas de la familia ejerciendo la propiedad del negocio, con sus deseos y sus expectativas, que pueden chocar frontalmente con los de otros familiares. ¿Cómo se establecerá la política de reparto de dividendos? ¿Qué parte de los beneficios se reinvertirá en el negocio? ¿Cuáles serán las fuentes de financiación de la empresa? Será necesario hallar puntos de encuentro, algo que no siempre resultará sencillo.
En esta fase, también es importante velar por la transmisión de los valores fundacionales, pues la influencia de la figura del fundador empezará a diluirse a medida que la familia crezca y se ramifique. Será un buen momento para plantearse la creación de un protocolo familiar que establezca un marco de convivencia común que permita alcanzar la unidad familiar y asegurar la continuidad del proyecto empresarial común.
Dada la brevedad del post hemos optado por exponer los principales efectos que tiene el tiempo en la familia empresaria y los desafíos que comporta. ¿Añadiríais algún otro a la lista?