La convivencia y el ejemplo. Esas son las claves para transmitir el espíritu emprendedor de una generación a otra. Así lo explica Ramon Roqueta, director general del Grupo Roqueta, en la entrevista que desde hace unas semanas estamos publicando en formato podcast en In Family Business en formato podcast. «El espíritu emprendedor y la pasión solo se transmiten viviéndolos», según sus propias palabras.
Las bodegas Roqueta tienen más de ocho siglos de historia. Ha llovido mucho desde que el fundador inició el negocio. No obstante, los valores que definen a la familia Roqueta se mantienen desde los orígenes: «el valor del trabajo, la prudencia, la paciencia», explica Ramon. Y añade el compromiso con el territorio que tienen las bodegas, otro de los rasgos que distinguen a las empresas familiares.
Ramon Roqueta se incorporó a la empresa familiar en 2007, tras formarse como ingeniero agrónomo y enólogo, realizar el MBA del IESE y aprender a fondo el negocio vitivinícola en bodegas de Australia y Estados Unidos. Su incorporación al negocio familiar estuvo vinculada al lanzamiento de una nueva marca, LaFou. Explica que fue «un lujo» poder emprender dentro del negocio familiar como ya antes habían hecho sus predecesores. Por ejemplo, su padre, Valentí Roqueta, impulsó el proyecto de Abadal cuando se hizo con las riendas de la empresa en la década de 1980.
Incorporarse a la empresa con un proyecto propio facilita el traspaso generacional, porque así los miembros de la familia que se unen lo hacen con un cometido claro y los familiares al mando no lo perciben como una intromisión en su territorio. Además, la convivencia entre la generación al mando y la entrante permite la transferencia de conocimiento y de saber hacer, como explica Ramon. Actualmente, él dirige la empresa familiar que preside su padre.
Uno de los aspectos que más llama la atención de la saga Roqueta es el fuerte sentido de legado, muy cercano al concepto de patrimonio vital que hemos comentado en otras ocasiones. «Este negocio no nos pertenece, es algo que recibimos de nuestros padres para trasladarlo a nuestros hijos», asegura Ramon. Entendido de este modo, los miembros de la familia buscan hacer crecer el negocio por un motivo que trasciende al propio lucro personal: con el objetivo de proyectarlo hacia el futuro para poder legarlo a las siguientes generaciones.
El último proceso de sucesión en el Grupo Roqueta es todavía muy reciente, así que el traspaso a la próxima generación aún está lejos. Cuando le preguntamos a Ramon qué consejos le daría a una familia empresaria que se encuentre en ese momento vital, lo tiene claro. Considera esencial abordar la sucesión desde tres dimensiones: propiedad, gobierno y gestión. Descuidar cualquiera de ellas puede poner en riesgo el éxito del proceso.
Aunque el próximo traspaso generacional aún queda lejos, Ramon explica que intentan involucrar a la familia en el proyecto desde el principio. Desde niños, los Roqueta viven el mundo del vino muy de cerca, un mundo que «es riquísimo en experiencias gastronómicas, paisajísticas, culturales, artísticas…». Todo esto se vive en la casa familiar, que intentan que sea «un foro de convivencia» donde se comparta esta pasión por el vino, y donde, como dice Ramon, «todos los miembros de la familia tengan el privilegio de vivirla».