Explica Juan Miguel Martínez Gabaldón, director general de Galletas Gullón, que la innovación es clave en el éxito y la continuidad de las empresas. “Transforma, mantiene la productividad y te garantiza el crecimiento”, asegura en un artículo publicado en Código 84, la revista de la Asociación de Fabricantes y Distribuidores.
Esta empresa familiar dedicada a la fabricación de galletas y productos derivados del cereal desde 1892 invierte hoy alrededor del 2% de su facturación en el departamento de I+D. Desde los años 80, su innovación se centra en el desarrollo de nuevos productos saludables manteniendo el sabor de siempre. Este enfoque le ha llevado a convertirse en líder del mercado de la galleta saludable, según explica su director general.
Lanzar nuevos productos es una vía de innovación, pero no la única. También se puede innovar en procesos, sistemas, procedimientos, servicios y operaciones, explica mi colega Joaquim Vilà, profesor de dirección estratégica e innovación del IESE, en esta entrevista. “Innovar es hacer cosas nuevas”, aclara. O dicho de otra manera, “innovar es crear”, en palabras de Miquel Lladó, lecturer de dirección estratégica del IESE, que sostiene que también se puede innovar haciendo las mismas cosas de un modo distinto.
¿Y cómo se consigue hacer cosas nuevas o hacer las cosas de otra manera? Se requiere “una visión pluridisciplinar, integradora y que entregue resultados mientras avanza”, apunta el profesor Vilà. Sin resultados no hay innovación, solo ideas. Por eso hay que tener claro el propósito que se persigue. “Si una empresa detecta que necesita cambiar, tiene la semilla para empezar a innovar”, añade.
La innovación tiene que ver más con un cambio de mentalidad que con grandes inversiones. Explica Vilà que, para empezar, hay muchas actividades asequibles que permiten ampliar horizontes y abrir la mente, como asistir a charlas y ferias, y luego compartir los aprendizajes internamente. Lo que sí resulta costoso es la parte final, relacionada con la gestión del proyecto y la implementación de la innovación. Pero considera que, incluso en esta fase, “los recursos casi nunca son un freno si se tiene la certeza razonable de que lanzando el proyecto se podrá solucionar un problema interno relevante”.
Propone crear un comité de innovación dentro de la empresa que sirva de nexo entre áreas y estamentos, porque es necesario contar con la colaboración y el compromiso de la alta dirección y de todos los departamentos, que solo se implicarán si entienden cómo les afecta la innovación. “Nombrar a un directivo medio responsable de innovación sin ningún apoyo es el preludio de un gran fracaso”, asegura. Alguien tiene que liderar el proyecto, pero el peso de la innovación no puede recaer sobre una sola persona.
Pese a todas estas recomendaciones, innovar no siempre es fácil. “La innovación debe superar las políticas cortoplacistas de la empresa, la falta de tiempo y la presión del éxito a corto plazo”, asegura el director general de Galletas Gullón. Para superar estas barreras resulta imprescindible contar con el apoyo de la alta dirección. De hecho, el ejemplo de los directivos es esencial para crear una cultura innovadora. Pero de eso ya hablaremos en el próximo post.
Buenas, esto es una realidad aunque hay quienes se nieguen a verlo. Las grandes empresas del pasado que no innovan acaban desapareciendo o siendo absorbidas por la competencia. Un ejemplo en España es el sector del taxi, el cual ahora empieza a sacar apps al estilo cabify etc pero hemos podido ver la lucha entre la obsolescencia vs la innovación, sin entrar en la historia de los falsos autónomos y todo lo que hay detras,etc