“Desde que era muy joven, mi padre me enseñó a respetar el entorno, una actitud fruto de los valores que le acompañaron toda su vida”, explica Tomás Pascual, presidente de Calidad Pascual, en una entrevista publicada en El Confidencial. El primogénito del fundador de Pascual lleva 14 años al frente de la empresa familiar que fundó su padre, que desde el principio se preocupó por la sostenibilidad, mucho antes de que las preocupaciones ambientales fueran parte de la agenda social y se convirtieran en un aspecto clave del management. “Mi padre era un visionario y un referente, que vivía dos pasos por delante de los demás”, reconoce.
Conscientes de que su actividad repercute directamente en la sociedad, en Calidad Pascual apuestan por “transmitir estos valores a las nuevas generaciones, tal y como hicieron mis padres conmigo y mis hermanos”, explica Tomás Pascual. Y es que los valores solo se pueden mantener vivos si se transmiten con el ejemplo, como explica en esta entrevista Joan de Dou, Senior Lecturer de Dirección de Personas en las Organizaciones del IESE. No basta con explicarlos, hay que vivirlos: de poco sirven las palabras si no se acompañan con hechos.
El jueves se celebra el Día del Padre y me ha parecido buena idea dedicar el post de esta semana a la figura paterna. Los progenitores tienen un papel esencial en la empresa familiar. Son ellos quienes transmiten los valores, pero no solo eso: los padres influyen de manera decisiva en la forma de entender el mundo de los hijos (para bien o para mal, estarán pensando algunos).
En muchos casos, los padres se convierten en los mejores maestros y mentores. “Aprendí de liderazgo desde pequeño, con mi padre”, ha dicho muchas veces Tomás Pascual. Y no es el único hijo de empresario familiar que así lo reconoce.
“Sigo los pasos de mi padre, del que nunca he dejado de aprender”, explica Abel Matutes Prats en Cinco Días. El presidente de la gestora de hoteles de Palladium es hijo del fundador del grupo familiar. Antes de ocupar la presidencia, fue consejero delegado de Palladium Hotel Group y vicepresidente de Grupo Empresas Matutes. En su experiencia, “el apellido abre unas puertas y cierra otras”, según cuenta en El País. Añade que llevar el apellido paterno “es un orgullo”, y cuando le preguntan si pesa confiesa que “puede pesar en el sentido de que me hace ser más exigente conmigo mismo”.
Hace un año, también con motivo del Día del Padre, recopilé muchos otros ejemplos de hijos e hijas que reconocían la influencia decisiva que sus padres habían tenido en su trayectoria profesional y a la hora de contagiarles su amor por la empresa familiar. Y es que padre no hay más que uno.