Actualmente el mercado rebosa dinero en efectivo a la espera de ser invertido, sin señales de desaceleración a la vista. En este contexto, muchas empresas familiares de propiedad privada están considerando la opción de recurrir a capital externo para impulsar sus objetivos corporativos y familiares. En su búsqueda del socio inversor ideal, tienen que asegurarse de que los objetivos de todos coinciden – una tarea más fácil de decir que de hacer.
El mundo de las inversiones se encuentra en un estado de cambio, ya que, cada vez más, family offices y personas de alto patrimonio buscan inversiones en empresas familiares. Estudios recientes corroboran este cambio, mostrando que un número cada vez mayor de family offices europeas está pasando de inversiones en hedge funds a las estrategias activas en capital privado.
Al mismo tiempo, el sector del capital privado también ha experimentado un aumento de los fondos a largo plazo, entre 15 y 20 años, lo que supone un incremento significativo con respecto al plazo tradicional de 10 años.
El resultado: un mercado diverso con un abanico de inversores de capital y objetivos contradictorios. Ante este panorama, ¿qué deben hacer los propietarios de empresas familiares para encontrar la «mejor opción»? Según nuestro estudio, las empresas familiares deben tener en cuenta dos factores principales: el horizonte temporal del inversor y su motivación para proporcionar liquidez a la empresa o a la familia.
Para los propietarios con planes de salida a medio plazo, las empresas tradicionales de capital riesgo no siempre son la mejor opción ya que suelen preferir inversiones a más corto plazo. Sin embargo, según nuestro estudio, una alternativa son las empresas de capital riesgo evergreen, que reinvierten los rendimientos de la inversión en el fondo en lugar de distribuirlos a los socios.
En consecuencia, el capital comprometido es permanente. Un horizonte de inversión más largo también pueden ayudar a cosechar el mayor beneficio de un escenario de crecimiento, que normalmente lleva más tiempo en comparación con los escenarios destinados a generar valor a través de mejoras en la eficiencia.
Por otro lado, las empresas familiares interesadas principalmente en captar capital y sin intención de salir podrían considerar los fondos de capital riesgo a largo plazo. En los últimos años, el mercado ha visto un aumento de las empresas de capital riesgo con fondos dedicados a largo plazo y períodos de inversión de hasta 10 años.
Esto facilita a las empresas más margen de maniobra para desarrollar todo su potencial de crecimiento o, en palabras de un propietario de empresa familiar, les permite «priorizar el crecimiento inteligente sobre el rápido». Además, estos fondos suelen tener un objetivo de rentabilidad del 10 al 12%, muy por debajo del 20% que se espera de una inversión a 10 años.
Las empresas familiares deben tener en cuenta dos factores principales: el horizonte temporal del inversor y su motivación para proporcionar liquidez a la empresa o a la familia.
Por último, los inversores mezzanine son otra opción para las empresas familiares con un horizonte a más largo plazo y con interés en una salida parcial o en capital de sustitución, en lugar de capital de crecimiento adicional. Al no contar con capital adicional en la empresa y tener un menor potencial de creación de valor, estos inversores suelen tratar de mitigar el riesgo utilizando una estructura financiera que prima la deuda sobre el capital y garantiza un rendimiento mínimo exigido.
Otras vías son los fondos de capital riesgo afiliados a bancos o los fondos respaldados por el gobierno. Los inversores de capital riesgo afiliados a bancos pueden proporcionar financiación para complementar los préstamos preferentes tradicionales de los bancos afiliados. Suelen estar más dispuestos a considerar modelos similares a la deuda y, en consecuencia, tienen expectativas de rentabilidad más bajas que los inversores de capital riesgo independientes. Por su parte, los PE financiados por el gobierno también podrían patrocinar estas operaciones como medio para anclar las empresas en la economía local y estimular el empleo regional.
Por último, también cabe mencionar las family offices. Según un estudio de 2019, se estima que el 81% de las oficinas familiares están asignando fondos a inversiones de capital privado, favoreciendo el capital privado directo sobre los fondos de PE para reducir las comisiones de gestión y asegurar un mayor control operativo. En general, también adoptan perspectivas a más largo plazo sobre las inversiones y una apreciación más profunda del deseo de la empresa de preservar el legado y los valores de la familia.
La diversidad de horizontes temporales, los perfiles de riesgo preferidos, los objetivos no económicos y el grado de implicación en la cartera son algunas de las cuestiones fundamentales que las empresas familiares deben tener en cuenta a la hora de buscar inversores externos. Al deliberar sobre estos factores y alinear las necesidades y expectativas, podrán lograr resultados que beneficien tanto a la empresa como a la familia.