La apertura del nuevo año académico nos invita a reflexionar sobre la apertura en general… a nuevas ideas, personas, proyectos, y modos de trabajar que nos sigan ilusionando a cada uno individualmente, a nuestros equipos y en nuestras empresas.
En el mundo de la empresa familiar, se invocan importantes binomios para denotar esa apertura: legado y futuro, tradición e innovación, inversión y expansión, comunidad e internacionalidad, responsabilidad y relevancia, así como statu quo y sucesión, por mencionar algunos.
Fáciles de conjugar en papel, estas dualidades son mucho más complicadas de ejecutar en realidad…
Tradición e innovación
En los días siguientes a la muerte de la Reina Isabel II, se ha hablado mucho de su capacidad para dar continuidad a la monarquía británica a la vez que adaptarse a la realidad social de las muy distintas épocas durante de su larga vida y reinado.
Aquí me gustaría poner el foco en otro tipo de empresas familiares que también han sabido crear valor a través de la innovación: Ferrer Internacional y BIC.
Ferrer, una hoja de ruta basada en valores
Ferrer Internacional es una empresa farmacéutica y química familiar establecida en Barcelona en 1959. En los últimos años, Ferrer ha impulsado su transformación, acelerando su estrategia digital, data e inteligencia artificial, guiados por sus valores y propósito corporativos.
La primera fase de esa evolución consistió en redefinir el propósito corporativo en torno a cuatro ejes: eficiencia, enfoque, personas y sostenibilidad.
A raíz de ese proceso, la empresa decidió reorientarse hacia el sector farmacéutico, una mayor eficiencia operacional, y una nueva estrategia en torno a las personas y la sostenibilidad, enfoque que denominaron Ferrer for Good.
Como empresa familiar, ha reconocido la importancia de definir el propósito conjuntamente con diversos stakeholders como el fundamento de esa transformación para redirigir la estrategia de negocio y empoderar a los directivos no familiares en la implementación de dicha estrategia.
La adaptación contínua de BIC
Otro ejemplo de adaptación contínua es la multinacional francesa BIC. Con sede en Clichy, en las afueras de París, la empresa fue fundada por Marcel Bich y Éduoard Buffard en 1944 con el propósito de “democratizar la escritura” en una época aún dominada por la pluma.
Su emblemático bolígrafo desechable –hoy disponible en 60 modelos y 15 colores– se ha convertido en el más vendido del mundo, con ventas en 160 países.
A lo largo de los años, BIC amplió su cartera de productos con mecheros y cuchillas de afeitar, pero su concepto de “usar y tirar” estaba cada vez más reñido con un mundo preocupado por el impacto medioambiental y la sostenibilidad a largo plazo.
En consecuencia, BIC emprendió varias acciones: incorporó materiales reciclados o alternativos en su cadena de producción, redujo el uso de materias primas, y se adentró en el mundo digital, más recientemente con la adquisición del start-up AMI (Advanced Magnetic Interaction).
En palabras de David Cabero, director general de BIC para Europa, “En un mundo cada vez más digital, veremos cómo los productos de escritura y las soluciones digitales se unen cada vez más, con un número creciente de soluciones híbridas que cierran la brecha entre los instrumentos de escritura tradicionales y las soluciones digitales”.
Al comenzar este nuevo curso, pensemos en los nuevos proyectos que deseamos emprender personalmente y con nuestros equipos, con apertura de mente y flexibilidad para adaptarnos al entorno en constante evolución.