10 ideas para potenciar el gobierno de nuestra empresa familiar

La realidad es que la puesta en marcha y evolución de un consejo de administración en la empresa familiar no resulta fácil. Las razones son diversas, y nacen de que cada familia y empresa son distintas, y están en etapas y circunstancias específicas.

En base a experiencias acompañando a empresas familiares en estos procesos, comparto algunas reflexiones prácticas de cómo afrontar estos retos identificados:

1 – No por moda
Poner en marcha o evolucionar el consejo porque se comprenden bien sus funciones y exigencias, no porque esté de moda. Implica tomar decisiones con responsabilidad, equidad y transparencia. Los propietarios familiares delegan en el consejo de administración esta función de gobernar la empresa, y éste les tiene que rendir cuentas de sus decisiones y de su gestión.

2 – Consenso, pero votar
No confundir consenso con que todos tienen que opinar lo mismo. En ocasiones hay que votar y el consenso implica una aceptación con buena actitud de la decisión de la mayoría. No “bolas negras”.

3 – Preparación y rodaje
Desarrollar una etapa previa de preparación y rodaje para disponer de un reporting fiable y riguroso para la función de control y seguimiento. No controlar todo lo que se puede sino lo que es clave. Un consejo de administración no es un comité de dirección.

4 – Visión largo plazo
Asegurar pensamiento y debate estratégicos para proyectar la empresa a futuro. Luces largas frente a luces cortas. La familia propietaria debe explicitar su misión y visión, para que, dentro de este marco, el consejo pueda validar y desarrollar las estrategias de los negocios.

5 – Decidir lo que corresponde
Qué lleguen al consejo los temas que corresponda analizar, debatir y decidir. No agendas ocultas. Fundamental establecer y conocer los niveles de decisión entre el equipo directivo, el propio consejo, y los accionistas.

El hecho de que con frecuencia mismas personas de la familia están en los distintos “tableros” genera confusión a la hora de establecer qué decisiones y dónde corresponde tomarlas.

6 – Datos y hechos
Los criterios de toma de decisiones deben estar basados en datos y hechos objetivos, y no sólo en emociones y tradiciones.

Por supuesto que los valores de la familia propietaria, trasladados en valores corporativos de la empresa, deben estar presentes y ser aplicados en todas las decisiones y actuaciones de los consejeros, y del propio consejo, pero no confundirlos con sensaciones particulares no fundamentadas en el estudio de la realidad, de los hechos y la información correspondiente.

7 – Meritocracia
Evitar utilizar el consejo de administración para dar cabida a miembros de la familia que reclaman protagonismo sin que tengan las capacidades y experiencias adecuadas para aportar valor en el consejo.

El hecho de que el consejo de administración sea “el jefe” del máximo ejecutivo y de su equipo directivo implica que debe ejercer una labor de ejemplo y apoyo profesionales que son fundamentales.

8 – No atajos
No caer en la tentación de incorporar demasiado pronto a miembros jóvenes de la familia sin experiencia profesional a efectos de mera formación, convirtiendo el consejo en un aula educativa. En ocasiones les obliga a competir con consejeros con experiencia, generándoles un factor negativo en su formación.

Por otro lado, las opciones “con voz, pero sin voto” no siempre son las mejores fórmulas para su desarrollo profesional.

9 – Aceptar discrepancia
Incorporar consejeros no familiares por criterios de meritocracia e independencia, y no solo de amistad y comodidad para el debate y contraste en la toma de decisiones. Un consejero externo a la familia debe ser incómodo, no un yes man.

10 – Separar lo mercantil de lo familiar
Necesario que la familia empresaria disponga de un órgano de familia para gestionar los temas emocionales y de relaciones interpersonales entre sus miembros en base a unas normas establecidas, evitando trasladar esta problemática a la empresa y al propio consejo de administración.

También es importante no convertir el órgano familiar en un consejo de administración “en la sombra”.


En ocasiones hay empresas familiares que se preguntan si son pequeñas para tener un consejo de administración. Mi respuesta siempre es la misma: sin un gobierno potente quizás tu empresa seguirá siendo siempre pequeña.

Las empresas que han desarrollado su modelo de gobierno, robusto y eficiente, logran además comprometer y vincular más a sus accionistas familiares. El consejo de administración les ayuda y refuerza en la toma de decisiones corporativas importantes para el crecimiento de su patrimonio empresarial.

Y sobre todo… paciencia, pero pongamos en marcha cuanto antes este proceso ganador.

 

Imagen en la home: Danielle Cerullo · Unsplash