Éste sería la traducción más o menos libre del artículo que publica hoy en el Financial Times Anthea Lawson, que dirige la campaña contra la cleptocracia en Global Witness (ver artículo aquí). Su pregunta es muy sencilla: ¿por qué los bancos de países desarrollados aceptaron las fortunas de dictadores como Ben Ali y Mubarak, teniendo motivos para sospechar que no eran fondos ganados de manera legítima, y sabiendo que la legislación internacional contra el blanqueo de capitales obliga a ser particularmente cuidadosos con los fondos que provienen de «personas políticamente expuestas», como son los políticos y funcionarios de alto nivel y sus familias?
El problema que plantea Lawson es, pues, legal: hay motivos para pensar que los directivos de esos bancos incumplieron la ley.
Pero es también moral. Si sabían, o sospechaban, o tenían razones para sospechar que ese dinero no era «trigo limpio», ¿no debían haber llevado a cabo un proceso más detallado de diligencia debida?
¿Que hubiesen perdido esos clientes? Sin duda, porque no faltan bancos de muy dudosa calidad moral (y legal), que hubiesen aceptado ese dinero. Pero, ¿no vale la pena que los grandes bancos internacionales se planteen adquirir una reputación como bancos éticos, de verdad?
Moraleja: urge llevar a cabo una amplia discusión internacional e interdisciplinar sobre la manera de comportarse de nuestras instituciones financieras. Y, por supuesto, que participen ellas en el debate.
El problema esta en que si todos nos guiaramos por la moral este tipo de cosas no pasaría. Los dictadores u otros tipos de «malas personas» no tendrian lugar ya que nadie les apoyaría. Si los dictadores actualmente existen es debido a que tienen soporte y no se les margina (en todos los sentidos).
Sr Argandoña.
¿Qué me dice de los paraisos fiscales de los que tanto se hablo al principio de la crisis? siguen ahí, ningún político ha hecho nada y ni se habla del tema. Por cierto, ese dinero del que habla, ¿está en el banco de algún paraiso fiscal? . Estoy de acuerdo con su articulo, pero la ética y moral debería ir más allà de Gadafi, Ben ali y Mubarak. Mientras se decida sólo por intereses económicos y por codicia el mundo no cambiará, o lo hará muy poco a poco.
Durante el PDD, en un caso de ética, cuando ante un chantaje había que decidir que hacer, la respuesta no fué ni hablar, sino … valoremos pros y contras. El pragmatismo prevalece ante lo desdeñable, ¡que pena!, pero así van las cosas.
Pues que también los paraísos fiscales son una forma de hacer que los dictadores tengan más fácil el robo. Aunque también valdría la pena reflexionar sobre si nuestros gobiernos no se están pasando a la hora de cobrarnos impuestos crecientes, mal diseñados y mal administrados.