La noticia es que «Las reducciones de jornada se disparan tras aprobarse la reforma laboral» (verla aquí en El País de hoy). Desde que se introdujeron los expedientes de regulación de empleo (ERE) para reducir la jornada, en septiembre de 2010, ésta parece la solución que prefieren muchas empresas, en lugar del despido puro y duro o de la suspensión temporal de empleo.
Un paso adelante, digo, porque siempre es mejor trabajar menos horas que irse directamente al paro.
Un paso pequeño, por dos razones.
- Una: todavía queda mucho por flexibilizar, para que los ajustes en el mercado de trabajo se lleven a cabo recortando la retribución antes que recortando el empleo.
- Otra: la manera de plantear los ERE de reducciones de jornada se presta a chanchullos («tú sigues trabajando todo el día, yo te pago sólo una parte y el resto corre a cargo de la seguridad social»). Bueno, esto es inevitable, de algún modo, cuando las regulaciones son tan complejas como en nuestro país y, sobre todo, cuando el Estado lo arregla todo dando dinero, lo que convierte a la toma de decisiones empresariales en un juego para conseguir subvenciones y ventajas fiscales. Pero ya aprenderemos a hacerlo mejor. Y, en todo caso, me parece que este tipo de medidas deben ser generosas, aunque se pasen, si queremos que tengan un impacto positivo a corto plazo.
Esperemos que la situación se mejore, pero se deberían dar más pasos para resolver los problemas de desempleo que tiene el pais
En mi opinión, mucho camino por recorrer, que no sé si nos llevará a buen puerto con el historial que tenemos.
Si queremos hacerle frente a la crisis, creo, que desde el Gobierno Central deben ayudar al empresario en el mundo de las contrataciones (son los que generan empleo, facilitemos la contratación, pero con medidas perspicaces que no den pié a los EREs a medias: al final todos quieren aprovecharse de los fondos públicos).
Cuanta razón tienes, conozco a empresarios que no contratan a personas por el temor de tener que después indemnizarles