El Consejo de la London School of Economics (LSE) ha aceptado la dimisión de su Director, Sir Howard Davies, como consecuencia de las críticas rcibidas por la LSE por haber aceptado una donación de 1,5 millones de libras de Saif Gaddafi, hijo del dictador libio Muammar Gaddfi, que recibió su doctorado en dicha Escuela (ver noticia aquí). Hay otras operaciones económicas discutidas y lazos con Gadafi, que serán objeto de una investigación que se ha encargado a Lord Woolf, que fue Lord Chief Justice. Y, además, el dinero libio ha llegado también a otras universidades del Reino Unido, incluyendo Oxford, Cambridge, University College London
Las instituciones necesitan dinero. Los productores de petróleo lo tienen. Y errar es humano. Es muy fácil ahora hacer leña del árbol caído, de la equivocación cometida por la LSE hace unos años.
Pero el «pensé que» o el «no me di cuenta de que» son excusas muy pobres. Exigimos a las empresas que vivan la responsabilidad social, incluyendo en ella no sólo cómo cumplen sus deberes con sus empleados y con el medio ambiente, sino también a quién compran sus primeras materias, quién elabora los productos que venden, cuán limpias son sus relaciones con los gobiernos de los países con los que comercian y de dónde viene el dinero con que se financian, para que no proceda de blanqueo de capitales o de otras fuentes ilícitas. Pues ya va siendo hora que pidamos la misma delicadeza a universidad, organizaciones sin fines de lucro, asociaciones y otras entidades similares. Sí, ya sé que la decisión de aceptar ese dinero es, en definitiva, política, pero el que lo acepta debe considerar también las consecuencias de su decisión: ¿qué mensaje estamos transmitiendo a nuestros alumnos, cuando incluimos a esas personas en el listado de nuestros donantes? Y, lo que es más importante, ¿adquirimos alguna obligación con ellos, aunque sea implícita? En el caso de una universidad, por ejemplo, ¿mantenemos la libertad de investigación y de opinión, para decir lo que no nos parezca más ajustado a la verdad, acerca de esos países, de sus líderes y de sus políticas?
Otra cosa es la tontería humana, que puede ser infinita, y que no está incluida en el buen hacer de las organizaciones. Lord Anthony Giddens, el conocido sociólogo y padre de la «tercera vía» que propugnó Tony Blair, y que fue Director de la LSE, afirmaba hace un tiempo: «Si Gaddafi es sincero, y pienso que lo es, Libia puede acabar siendo la Noruega del Norte de África: próspera, igualitaria y progresista». «Como paìs con un solo partido, Libia no es especialmente represivo. Gaddafi parece ser genuinamente popular». ¡Bingo!
El interés de conseguir recursos para investigaciones o proyectos no debe estar por arriba del origen de los fondos, RSE lo que debe asegurar que los bienes que consumimos tiene los mejores estándares a lo largo de todos los procesos, este caso alerta a las empresas a no perder el norte.