«Fitch y Banco de España alertan de la quebradiza recuperación económica» (Expansión, 5 de marzo: ver aquí). La noticia es que la agencia de calificación Fitch «revisó ayer su perspectiva sobre la deuda española y la puso bajo prisma negativo«. Eso forma parte de su negocio. Lo que me maravilla es que Fitch llegase a esa conclusión sobre la «quebradiza recuperación económica» española precisamente ahora.
«El primero de los riesgos que destaca Fitch es el relativo a las dudas que genera la recuperación«, dice Expansión. Pregunto: ¿es esto una novedad para alguien? No: todos sabemos desde hace muchos meses que la recuperación es y será lenta e insegura, aun antes de enterarnos de que el petróleo y los alimentos se han puesto por las nubes. Es verdad que el Banco de España «adevertía ayer [dice la noticia] de que ‘los indicadores referidos a los primeros meses de 2011 indican que las características [de la recuperación] son similares a las observadas al final del pasado ejercicio'»: pero el Boletín Mensual del banco central español está haciendo un análisis de la coyuntura, una descripción de la situación actual, mientras que la agencia de rating se supone que está mirando al futuro. No ha cambiado nada, pero ahora ve el futuro de otra manera. Interesante cambio de actitud, para una entidad que, se supone, está ofreciendo guías a los inversores sobre cómo hacer frente a los (¿nuevos?) retos financieros de España.
«Otra de las cuestiones que suscita temores a la agencia es ‘el coste final de la reestructuración de las cajas de ahorro’«. Repito mi pregunta: ¿es esto algo novedoso? No. «Asimismo, también pone en el disparadero el proceso de ajuste fiscal de las administraciones, ‘especialmente en las comunidades'». Misma pregunta y misma respuesta. Y hay más en la noticia, como el reconocimiento de que «la economía [española] sea ‘más vulnerable’ a un shock de crédito».
No nos tomemos demasiado en serio la opinión de las agencias de calificación:
- Primero, por sus formidables fracasos en el pasado, reciente y no tan reciente. A la hora de adelantarse al futuro, se equivocan -iba a decir que como los economistas, pero rectifico: los economistas reconocemos, al menos de vez en cuando, que no somos capaces de prever el futuro, mientras que las agencias de calificación dicen que ésta es su especialidad.
- Segundo, porque su tarea es, en definitiva, ahorrar trabajo a los inversores: lea usted los informes de Fitch, Moody’s o Standard and Poor’s, y se ahorrará leer, entender y digerir la farragosa masa de noticias y comentarios, a menudo discrepantes, que nos ofrecen los medios de comunicación.
- Tercero, porque las agencias de calificación necesitan cubrirse las espaldas, sobre todo a la vista de sus fracasos. Si la deuda española da un susto, ellas deben podr decir que «ya lo dijimos». Y, en efecto, lo dicen.
- Y cuarto, porque deben mantener el interés de sus clientes. Un mensaje cada año es demasiado poco: hay que hacer saber al cliente que «cuidamos de su inversión».