Un par de señores mayores caminan tranquilamente por la calle. Detrás de ellos va Miguelito, un personaje de las tiras cómicas de Mafalda que, de repente, se pone a caminar más rápido, para adelantarles. Lo consigue, con cara de triunfo, un metro antes de llegar a la esquina. Pero entonces se detiene y se pregunta: Y ahora, ¿qué?
¿Ahora qué? Pues que acabas de pegarte un subidón de adrenalina, acabas de ponerte una meta y superarla, acabas de aprender a luchar (aunque sea contra un par de señores mayores que iban a otra guerra). Y has ganado, lo que te dará confianza para la próxima batallita.
Esta es una consideración que hace tiempo vengo haciéndome, cada vez que veo noticias sobre un emprendedor que, a edad avanzada, ha empezado un nuevo negocio. ¿Nos va a sacar esto de la crisis? No, claro. O de un chico joven que se ha puesto a buscar empleo como loco, y lo ha conseguido, por menos de mil euros y precario, pero lo ha conseguido. Bien, pero esto no resuelve el problema del desempleo. ¿Vale la pena este esfuerzo?
¿Que si vale la pena? ¡Claro! Lo mismo que la carrerilla de Miguelito. Cuando te pones a correr, ganas la confianza que tanta falta nos hace. Y cuando ves correr a los demás, seguro que piensas que quizás vale la pena que lo intentes tú también. Y mejorará tu confianza.
Fui un antiguo alumno tuyo y no me perdía ninguna de tus clases.
No me dediqué a la economía y trabajo como enseñante.
Sigues tan didático como siempre. Me gustaría que fueras explicando llanamente tu opinión acerca del origen de la crisis.
Perdona por el tuteo, si te molesta paso al usted.
( curso74-75, Facultad de Económicas. Barcelona.
Gracias, Ramón. Tomo nota, aunque me parece que lo que todos queremos ahora es hablar del futuro, no del pasado.